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El Cabildo tenía constancia de problemas en Triana desde 2010

Las quejas llegaron tanto del propio comité de empresa del Cabildo como de trabajadoras de Triana. | DA
Las quejas llegaron tanto del propio comité de empresa del Cabildo como de trabajadoras de Triana. | DA

DAVID SANZ | Santa Cruz de La Palma

Al menos desde el año 2010, el Cabildo tenía constancia de problemas en el Centro para Discapacitados de Triana, que abrió sus puertas a mediados de 2008 y cuya gestión encargó a la empresa Sercade. Tanto el comité de empresa del propio Cabildo como un grupo de unas cinco trabajadoras de Triana trasladaron sus quejas a la exconsejera insular de Asuntos Sociales, Maeve Sanjuán, sin encontrar una respuesta.

Antes las quejas que recibieron por entonces los representantes sindicales del Cabildo, decidieron crear una comisión para hacer una visita al centro y contrastar su situación. De esa iniciativa surgió un informe donde recogían las deficiencias que vieron en el centro para trasladarla al órgano competente de la propia Corporación Insular.

Según relata el actual presidente del comité de empresa del Cabildo, Carlos Francisco, y corrobora Antonio Martel, que por aquel entonces era delegado de personal, no encontraron respuesta por parte del Cabildo.

Recuerdan que se reunieron con la exconsejera de Servicios Sociales, Maeve Sanjuán, y con la entonces directora insular del área, Natalia Benítez, y la única respuesta que hallaron fue que este centro, al estar gestionado por una empresa privada, excedía el ámbito de las competencias del comité de empresa. Y, por tanto, “la consejera no quiso tomar en consideración el informe”.
Los representantes sindicales lamentaron que no se tuviera en cuenta su opinión cuando el centro depende del Cabildo, aunque tenga delegada su gestión. Y, por otra parte, Francisco alega que esta iniciativa también se tomó no sólo por una cuestión competencial sino por “la inquietud social de los sindicatos”.

Martel recuerda que entre las deficiencias que encontraron en el centro fue la falta de personal que existía en ese momento, ya que donde debían haber cuarenta empleados existían treinta, con las consecuencias que ello podría tener para la prestación del servicio. Del mismo modo, indicó que en ese momento no había en Triana un aparato de reanimación cardiopulmonar.
Francisco lamenta que en aquel entonces la Consejería de Asuntos Sociales del Cabildo no hubiera al menos abierto un expediente informativo para investigar si lo que comentaban en las quejas era o no real.

Pocos meses después fue un grupo de seis trabajadoras de Triana quienes, motu proprio, pidieron una cita con la exconsejera de Servicios Sociales para trasladarle sus quejas sobre el funcionamiento del centro.

El detonante de esta visita fue el episodio de los excrementos, que el director del centro niega que le restregara por la cara al interno, pero sí se la acercara para cambiar su conducta. Según relatan estas fuentes, la consejera les garantizó que estaba al tanto de todo. Alguna trabajadora entró en depresión.