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Casi 100.000 personas, un 30% más, llamaron al Teléfono de la Esperanza con contenido suicida

   

EFE | Madrid

Casi 100.000 personas con instinto suicida recurrieron el pasado año al Teléfono de la Esperanza en busca de ayuda, lo que supone un aumento del 29,5 % respecto a las recibidas el año anterior.

Así, en 2012, los voluntarios de los Centros del Teléfono de la Esperanza en España atendieron 99.825 llamadas, y en 1.567 de ellas las personas que llamaron manifestaron, de forma explícita, su intención de querer quitarse la vida.

Según datos facilitados hoy por la ONG Teléfono de la Esperanza, las llamadas con contenido suicida suponen un 1,57 % del total de las recibidas en los centros que esta organización tiene en veinticinco provincias españolas.

De las 1.567 llamadas con contenido suicida registradas el pasado año, un 3,2 % (50 llamadas) las realizaron personas que estaban llevando a cabo un intento de suicido en ese momento.

Las responsables del 18,7 % de las llamadas (293) eran personas sometidas a una crisis emocional y habían decido suicidarse como salida a la misma y, en la mayoría de los casos (78,1% y 1.224 llamadas) se trataba de personas en crisis que estaban ideando la posibilidad del suicidio.

En el estudio del perfil de las personas que amenazan con quitarse la vida, la mayoría de ellos (73,88 %) no mantiene en esos momentos ninguna relación sentimental o de pareja “lo cual apunta a una relación muy estrecha entre la soledad y el suicidio”.

En general, según la citada ONG, son personas solteras (45,86 % de los casos), separadas o divorciadas (23,75 %) y viudas (4,26 %).

Por el contrario, el 16,95 % de las llamadas con contenido suicida fueron hechas por personas casadas, y el 2,87 % por individuos con pareja de hecho.

En cuanto a la edad de quienes llaman en el momento de intentar suicidarse (tras ingerir pastillas, por ejemplo), la mayoría tiene entre 35 y 44 años (32 %), mientras que el 20 % tienen entre 45 y 54 años; el 16 % entre 25 y 34 años; y otro 16 % entre 55 y 64 años.

Los grupos de hasta 25 años y a partir de 65 representan el 4 %, respectivamente, de este tipo de llamadas.

Por género, las llamadas con contenido suicida son efectuadas, en el 64,01 % de los casos por mujeres, y en el 45,99 % por hombres, dato que pone de manifiesto que en situaciones de crisis emocional a las mujeres les cuesta menos solicitar ayuda psicológica, mientras que los hombres se avergüenzan más de reconocerse necesitados.

Aunque las mujeres intentan suicidarse con más frecuencia, los hombres consuman el suicidio en una proporción entre tres y cuatro veces más que ellas.

El Teléfono de la Esperanza recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sostiene que “el suicidio no es sí una enfermedad, ni necesariamente la manifestación de un enfermedad, pero los trastornos mentales son un factor muy importante asociado con el suicidio”.

Así, según datos de las OMS correspondientes a 2000, el riesgo de suicidio en personas con alteración de su estado emocional, principalmente depresión, es de entre el 6 % y el 15 %; el de quienes padecen esquizofrenia de entre el 4 % y el 10 %, y el de los alcohólicos de entre el 7 % y el 15%.

En España, el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte no natural y responsable de diez muertes diarias.

Además, esta ONG recuerda que los intentos frustrados, conscientemente o por intervención ajena, y los ‘parasuicidios’ (conductas de riesgo al volante, ingesta de drogas y alcohol, no prevención en el contagio de enfermedades infecciosas, autolesiones, accidentes inexplicables…) no contabilizan como suicidios.

De estos casos se registran cincuenta por cada muerte por suicidio.

Ante las “terribles noticias” sobre personas que optan por el suicidio ante una situación de desahucio, esta ONG recuerda que el Teléfono de la Esperanza ofrece un servicio permanente y gratuito de orientación por teléfono para tratar, de forma urgente, anónima y especializada, las situaciones de crisis.

Este servicio, que funciona las 24 horas del día, durante los 365 días del año, está atendido por voluntarios especializados en la escucha y formados para activar las capacidades de las propias personas para superar sus problemas.