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Natalia Villa: “Cualquiera puede aprender a pintar aunque no sepa expresarse artísticamente”

   

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Natalia Villa en el taller olorAmar durante el reportaje fotográfico. | SERGIO MÉNDEZ

INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife

Natalia Villa es licenciada en Bellas Artes y promotora del proyecto-taller olorAMAR, en el que enseña y traslada el arte a todas aquellas personas que tienen inquietudes en torno a la pintura.

-¿El arte es por amor al arte?, ¿cree que todo esto está lo suficientemente valorado?

“Hablar de arte es muy extenso y delicado. Desde siempre se ha discutido sobre qué es el arte, la élite del arte (aquellos pocos que entienden determinados procesos creativos, del arte actual), se ha llegado a discutir hasta qué punto, incluso, se considera arte, la pintura o el dibujo más académico. Pero para mí el arte es por amor al arte. A la creatividad, al proceso creativo, a la pura sensibilidad plástica, a la generación de ideas, a la materialización de las mismas, al deleitarse observando, aprendiendo y manchándose, a enseñar lo que sabes, a sentirlo tan ligado a tu forma de vida, tanto que llega un momento que no sabes quién eres sin él, a eso se le llama arte. Si hablamos de nuestro entorno más cercano, y de las autoridades gubernamentales responsables de aportar facilidades económicas o infraestructurales, debo contestar, después de casi toda mi vida dedicada al arte, que no está lo suficientemente valorado. De todos modos, son tiempos difíciles y mucho más si cabe para la salida de proyectos artísticos que no para la creación… Pero hay algo que me parece que me guardo en la manga, y es la firme convicción -a parte de los numerosos estudios realizados al respecto- de que la expresión artística es necesaria para cualquier civilización. El arte nos rescata”.

-Usted no solo pinta, el concepto de la escuela olorAMAR es el de enseñar, trasladar el arte a todas aquellas personas que tienen inquietudes en torno a la pintura. ¿Cómo surgió la idea y cuál es el resultado tras estos 15 años desde su apertura?

“Para mí olorAMAR es un proyecto fantástico, que cada vez va a mejor. Me conmueve absolutamente observar cómo he llegado hasta aquí, con la ayuda de mis seres más cercanos y queridos, por supuesto. Pero fíjate a quién le fuiste a preguntar… (risas). Aquí me gustaría que escucháramos la opinión de mis alumnos. Creo que olorAMAR es próspero y especial, y que esta magia que tiene se contagia. Pero, sobre todo, que he tenido durante tantos años la suerte de coincidir con los alumnos francamente buenos y sensibles, ávidos de aprender, compartir y celebrar el arte y la vida. Este taller pretende hacer una fusión de las artes y del desarrollo personal”.

-Hemos visto trabajos de sus alumnos y hay algunos realmente buenos. ¿Cualquiera puede aprender a pintar bien?

“Cualquiera, aunque no sepa absolutamente nada de cómo expresarse creativamente, puede lograrlo, y con buenos resultados, si acuden a mis clases. No necesitan tener conocimientos de cómo aprender a leer y a escribir visualmente, (cómo me gusta decirlo), necesitan tener ganas, iniciativa y lanzarse a por ello sin pensar en nada más. La creencia urbana de que para pintar se tiene que tener un don es tan cierta como la de que un niño cuando nace ya es un cirujano cardiovascular. A pintar se aprende. La prueba está en mi página web, en Facebook y Twiter”.

-¿Qué es lo que más le gusta a usted de su trabajo habitual con los alumnos?

“Me gusta ver la pasión en sus caras cuando ellos terminan una obra, me gusta verles evolucionar desde cero, me gusta compartir con ellos, y la empatía que suele surgir entre mis alumnos y yo”.

-Los niños son su fuerte, ¿qué aportan al arte y a usted?

“Se me relaciona mucho con los niños porque disfruto muchísimo con ellos y eso se nota, pero son tanto mi fuerte como los adolescentes y adultos. Los niños tienen una frescura exquisita, una ilusión que te levanta los pies del suelo, unas sonrisas de satisfacción que te hacen olvidar cualquier problema. Y en cuanto a lo que ellos aportan al arte o al revés yo creo que proyectos como el mío, no vienen sino a completar la formación integral del individuo como tal, a rellenar el hueco terrible y crucial que deja la enseñanza reglada, los diferentes sistemas educativos que hemos vivido (en algunos casos, sufrido) y la escasez de medios y formación en la que el niño crece y en la que hemos crecido nosotros antes: el desarrollo de la creatividad como medio de expresión, relación e interactuación con el medio en que vivimos. Eso es lo que yo creo que el Arte aporta a un niño o a cualquier individuo, sea cual sea su edad. Ni más ni menos”.

-Su empeño también se dirige hacia la dinamización de la ciudad, colaborar con asociaciones y crear sinergias que enriquecen a todas las partes. ¿Cuáles son las iniciativas que más han funcionado?

“Sí que he estado y estoy implicada en la dinamización de Santa Cruz. Es una idea que creo necesaria para nuestra ciudad. Muy necesaria. Y llevo años hablando con empresarios de mi zona para hacerles ver todas las posibilidades que estas actividades tienen. OlorAMAR, comenzó sola, con la primera dinamización de la Rambla de Santa Cruz, e igual que en las otras actuaciones, no se achicó con nada. Usando la creatividad para minimizar los costes. Cuando nuestro taller sale a la calle, lleva detrás una planificación importante en cuanto al trabajo que se va a llevar a cabo. Me gusta llevar múltiples actividades para que los transeúntes interesados se animen a participar. Por ello, llevo variadas actividades plásticas, música en directo, teatro, creación literaria, grafiti, exposición de obras de alumnos, juegos lúdico didácticos, globoflexia y todo lo que se me ocurre puede resultar interesante. Creo, sinceramente, que cuando hemos salido, se ha llenado de gente y ha sido un éxito. Preciosa recompensa para un esfuerzo importante. El problema es que este trabajo lo tenemos que pagar nosotros al completo. Yo ofrezco mi trabajo gratuitamente, pero no puedo llevar a ayudantes sin pagarles, aunque sea algo simbólico. En cuanto al compartir con otras empresas, es algo muy bonito, que nos enseña que la unión hace la fuerza y que nos podemos retroalimentar los unos de los otros, sin robarle el terreno a nadie”.

-¿Proyectos a corto y medio plazo?

“Mi mayor interés está en seguir haciendo que esto funcione y evolucionar en todo lo que se pueda, que no es poco. El 3 de mayo tenemos una dinamización en la rambla con la Sociedad de Desarrollo. También estoy planificando una intervención urbana que, como en mi publicidad, pretende ser un guiño a tanta negatividad, depresión, desespero y falta de ilusión generada por la crisis. Tendremos una actuación en vivo de la cantante Marta Solís que ha sacado su último disco: Sin Límites y que viene con el Teatro del Corazón. Y colorín colorado… Espero que esta historia de ideales y pasiones no termine jamás”.

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Moda y Arte – Por Miriam Ferrera

Si el cine es el séptimo arte, la moda debería ser el octavo. La manufactura artesanal, la creatividad, la capacidad de crear algo único que emocione son o deberían ser sin duda cualidades de cualquier disciplina que se pueda autodenominar arte.

En un mundo globalizado, estandarizado y dominado por los gigantes del textil (en los cuales, por otro lado, compro a menudo) que realizan miles de unidades de un diseño fusilado a otra marca, me alegra y admiro la capacidad de dar a luz algo diferente, algo único con el que, además, sientas completamente tuyo porque tienes la única pieza que existe como esa misma. No hay ninguna más.

Este es el caso de la firma tinerfeña Locaplaya, bolsos y bandoleras que se realizan manualmente.

Una unidad de cada diseño. Cremalleras, tachuelas, cadenas… adornan las coloridas pieles de calidad con las que están confeccionadas.

Por eso pensé en ello cuando me dijeron que iba a asesorar a Natalia Villa del proyecto-taller olorAMAR, un estudio de arte que te atrapa y hace que el tiempo se detenga dentro rodeada de fotografías, cuadros, pinturas… rodeada de arte.

Curiosamente, Laura Arteaga Fierro, diseñadora de Locaplaya (junto a su hermana Laly) y espíritu creativo donde los haya, y la protagonista de la entrevista, Natalia Villa, se conocían ya desde hacía muchos años.

Así al nombrarle la marca, una sonrisa se trasladó desde el otro lado del teléfono. De hecho, Natalia tiene varios bolsos de la firma.

Una preciosidad de chaqueta propiedad de la propia entrevistada, unas gafas de sol de la marca Ray Ban y su desparpajo hicieron el resto que se puede observar en estas fotos de Sergio Méndez.

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