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TRIBUNALES > MUERTE DE DOS MENORES EN VISTABELLA (2011)

Tomaron alcohol y psicotrópicos con los niños de cuerpo presente

   

CASO PARRICIDAS VISTABELLA 2011

Los agentes encontraron las botellas de alcohol vacías en la vivienda. / DA

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

Alcohol y psicotrópicos. Aunque ya en los primeros informes policiales sobre lo hallado en la casa llamaba la atención el número de botellas vacías, ahora es el escrito provisional de conclusiones elevado por la Fiscalía ante el Juzgado de Instrucción número 1 el que desvela que los presuntos parricidas de Vistabella, a los que se acusa del asesinato de sus hijos, tomaron tanto alcohol y refrescos como psicotrópicos en los terribles cinco días que pasaron en la casa junto a los cadáveres de los pequeños, de 11 y 5 años de edad cuando perdieron la vida.

Fue desde la noche del viernes día 9 hasta la primera hora de la tarde del martes día 13 de diciembre de 2011. La pareja, a la que la Fiscalía solicita la máxima pena prevista en el Ordenamiento Jurídico español, durmió en los sofás del salón mientras los dos cadáveres permanecían sobre la cama del matrimonio.

Supuestamente, en ese intervalo de tiempo tenían que haber rematado su plan (que dejaron por escrito varias semanas antes) y quitarse la vida, pero sus intentos de suicidios fueron, según las propias palabras del Ministerio Público, “torpes” y “no serios”.

Así que en esas terribles horas, según se detalla del escrito de la fiscal, Ponce el Curandero y Sonia “no se privaron de tomar alguna que otra bebida alcohólica y refrescos, mientras ideaban cómo ocultar a todos los cadáveres de sus hijos y afrontar las responsabilidades que ellos habían ocasionado”.

Para completar tan dantesco escenario, la pareja tuvo que luchar contra el creciente olor a putrefacción, que amenazaba con llegar al exterior de la vivienda dada su intensidad ante el tiempo transcurrido.

Para evitarlo, “estuvieron durante esos días rociándolos con zotal”, al igual que las almohadas y la ropa de la cama con colonia, “además de colocar una toalla empapada en agua por debajo de la puerta de la habitación”.

Pero la ingesta de drogas, aunque legales, no se limitó a las botellas. Cuando los familiares, alarmados ante la ausencia de los pequeños, se presentaron en la vivienda de la calle de Primero de Armenia a exigir explicaciones de por qué no se habían presentado en el colegio, Sonia se presentó en la puerta negándoles la entrada. Presentaba, según considera probado la Fiscalía, “un aspecto somnoliento, ya que había ingerido unas cuantas pastillas de benzodiazepinas”, que son potentes psicotrópicos contra la ansiedad.

Ahora, más de 15 meses después, el proceso avanza y, como recordará el lector, la Fiscalía solicita para los dos acusados un total de 40 años como responsable del asesinato, 20 por cada uno de los niños.