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La Universidad, ahora – Por Leopoldo Fernández

   

Durante años, se ha acusado a la universidad española en general, y a la canaria en particular, de estar de espaldas a la sociedad, de no involucrarse en sus problemas, de vivir un tanto aislada de su entorno. Creo que quienes así pensaban -o piensan aún- tienen buena parte de razón. Pocos testimonios ha expresado ciertamente la universidad, tanto peninsular como canaria, sobre acontecimientos relevantes para el conjunto de los ciudadanos. En las Islas, la adhesión a la Unión Europea, la revisión del REF, las subidas impositivas, los recortes de derechos sociales, el progresivo aumento del paro, el empobrecimiento de la sociedad, el fracaso escolar, la modificación del marco jurídico-administrativo, el sistema electoral, la política turística, los atentados medioambientales, la reforma de la Administración local y otros cuantos asuntos han llegado sin apenas referencias universitarias y entre excesivos silencios inexplicables, cuando parecía obligado esperar un pronunciamiento de nuestra primera institución docente. Se han producido, eso sí, testimonios individuales, pero no de la universidad como tal, pese a que debería ser obligada referencia en las grandes causas políticas, sociales y económicas. Ahora, tras la generosa actitud del alcalde Fernando Clavijo, La Laguna ha aceptado incorporar al debate sobre cuestiones de actualidad a un destacado grupo de sus mejores profesionales en diferentes disciplinas. Y al tiempo, ser cauce para la discusión de un Pacto por Tenerife que fije unas líneas básicas de actuación en beneficio de la sociedad tinerfeña -y ojalá que también de la canaria en general-, previo compromiso de instituciones, partidos políticos y organizaciones sociales y sindicales. Un pacto para mejorar la economía, la educación y el bienestar social desde premisas razonables, sin crispaciones ni idearios divisores. Los partidos políticos tendrían que agradecer esta generosidad universitaria y colocarse a la altura de sus responsabilidades, más aún en estos momentos de baja estima y credibilidad. Como decía Ortega en su famosa conferencia Sobre reforma universitaria, la universidad “necesita contacto con la existencia pública, con la realidad histórica, con el presente… y tiene que estar también abierta a la plena actualidad; más aún, tiene que estar en medio de ella, sumergido en ella”. Y es que la política “necesita urgentemente -hoy lo mismo que en los años treinta- la intervención en ella de la universidad como tal”, según sugería el filósofo español. La tarea es complicada, pero vale la pena que todos los que en ella participan bajo la atenta mirada ciudadana hagan lo posible para que acabe bien.