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ÁNGULO 13 >

Uranio en las pistas: otro de los vértices de la tragedia de Los Rodeos en 1977

   

POR JUANCA ROMERO HASMEN

Si apasionante resultan las historias más próximas a los enigmas y sus vertientes, no lo es menos el ingrediente conspiranoico. Y es que hablamos de cuestiones altamente demostradas y analizadas con luces y taquígrafos. ¿Uranio relacionado con la tragedia? Así es. Al poco tiempo, tras el accidente del 27 de marzo de 1977, comenzaron a escucharse entre los trabajadores del aeropuerto historias sobre la posible exposición por parte del personal que participó en las labores de rescate y limpieza en el lugar del accidente, a partículas radiactivas de uranio empobrecido. Al menos 300 kilogramos de este material podía haber estado en el interior de cada uno de los jumbos.

A pesar de que ya había escuchado hablar de la relación del uranio con los jumbos siniestrados, no es hasta el año 2007 cuando me intereso de forma más profunda por este asunto a raíz de unas interesantes declaraciones que el químico don Agustín Cabrera realizó para la serie documental Phenomena de la Televisión Canaria. En este reportaje, Cabrera cuenta cómo en esa época regentaba un negocio dedicado al tratamiento de la plata, y que visitó unos almacenes del barrio de La Cuesta donde se encontraban los restos de la chatarra de los aviones siniestrados. Estando allí, observó cómo uno de los trabajadores intentaba cortar con la radial una estructura metálica de la que salían unos enormes chispazos que no le parecieron del todo normales. Aquello le llamó la atención y pidió al hombre que no siguiera con ese trabajo porque aquel material parecía ser peligroso. El químico compró unas muestras de aquel material como posible materia prima para su empresa y lo analizó; pudo averiguar que se trataba de uranio empobrecido y que la radioactividad que dejaba ese material se podía rastrear con un contador Geiger a más de 300 metros distancia. Al menos 300 kilogramos de este peligroso material se habría hallado entre los restos de los aviones siniestrados en Los Rodeos. ¿Qué hacía el uranio en esos aviones?, ¿supuso un peligro para las personas que intervinieron en las labores de rescate y extinción de los incendios?

Existen dos latentes versiones que intentan dar explicación a la presencia de este material y en esas cantidades en la zona del desastre: una que apunta en la dirección más conspirativa aunque alejada de la realidad, y otra que se establece como la más razonable. Comencemos por conocer la más arriesgada. Según palabras del propio Cabrera, el uranio empobrecido se detectó únicamente en uno de los dos aviones, concretamente en el norteamericano y no en el holandés a pesar de ser ambos aparatos Boeing 747. En conversación con redactores de la citada serie documental, Agustín Cabrera comentó que en un informe de la compañía Boeing se negaba la instalación de estructuras de uranio empobrecido en el fuselaje de sus aeronaves. En aquellos días de 1977 se pudo leer en la prensa la noticia de que Sudáfrica anunciaba su capacidad para manipular material nuclear. ¿El PAN AM tenía como destino final el país africano? Al parecer así era. Comienzan a surgir las hipótesis más absurdas entre otras que no lo eran tanto. ¿Y si se trataba de un cargamento de uranio empobrecido que de forma solapada se llevaba hasta Sudáfrica? La versión oficial y prácticamente aceptada es que las estructuras de uranio formaban parte del fuselaje de los dos Boeing 747. Según las declaraciones que un representante de la empresa realizó al diario español ABC en su edición del 27 de agosto de 1977, “todos los aviones jumbo actualmente en servicio llevan en su estructura aproximadamente 310 kilogramos de uranio empobrecido”. Este es un material ideal para actuar como contrapeso en alas y cola debido a su alta densidad y bajo coste económico. Así es que con estas declaraciones se desmonta el planteamiento del profesor Cabrera que apunta a que el material estaba presente exclusivamente en el avión norteamericano.

ACCIDENTE LOS RODEOS 1977

El accidente de Los Rodeos está considerado como la mayor tragedia de la historia de la aviación española. / DA

¿Es peligrosa esta cantidad de uranio cuando está expuesta a la población? Los expertos afirman que el riesgo de toxicidad no es alto, se podría apuntar a que realmente es mínimo. Hay que saber que las estructuras estaban recubiertas por una importante capa de cadmio que evitaban posibles irradiaciones cancerígenas. ¿Y si estas estructuras están expuestas a más de mil grados de temperatura como así ocurrió en Los Rodeos? A esas altísimas temperaturas las estructuras de uranio se descomponen en pequeñas partículas que quedan flotando en el aire. Todas las personas que participaron de alguna manera en el rescate estuvieron expuestas durante horas y aspiraron esas partículas pudiendo quedar depositadas en sus pulmones. No se sabe si hubo afectados por estas particulares circunstancias. Algunos rumores han ido surgiendo a lo largo de los años de muertes que se han intentado asociar a este asunto, pero no existen pruebas contundentes de que haya algún nexo de unión entre los fallecimientos y el uranio empobrecido de los jumbos. ¿Dónde están los restos del accidente y el uranio que contenían estos restos? Habíamos dejado la pista en un almacén del barrio de La Cuesta, en el término municipal de La Laguna. No está del todo claro el destino final de este material, pero si seguimos la secuencia de acontecimientos, actualmente podrían estar en un depósito de los Estado Unidos. Retomemos el hilo para llegar hasta este punto.

Una vez que Agustín Cabrera advierte que las muestras compradas en La Cuesta contienen uranio empobrecido, participa en la subasta del material y se hace con él. Algún tiempo después se presenta en su casa una pareja de la Guardia Civil para decomisarle el material y llevárselo a Madrid para al parecer, y este es un dato que no se ha podido comprobar, continuar con los años su viaje hasta los EE.UU. Pero aunque le fue decomisado el material, Cabrera se queda con una muestra de 300 gramos del uranio, lo guardó en un bote en el que tan solo una etiqueta desvelaba su contenido: U-238, o lo que es lo mismo, uranio. Al final esta pequeña muestra de material también le ha sido decomisada al profesor Cabrera. En la actualidad son muy pocos los aviones que utilizan para su contrapesado este material siendo sustituido por lo general, por tungsteno. Incidamos un poco más en las cuestiones relacionadas con la salud. ¿Pudo sufrir contaminación de algún tipo la población tras el accidente de Los Rodeos? El director del Laboratorio de Física Médica de la Escuela de Enfermería, José Hernández Armas, en declaraciones realizadas a Ferrer, asegura que los registros referidos al periodo entre 1977 y 1990 no apuntan a patologías sospechosas entre la población del municipio. Es interesante, además, conocer que Hernández Armas descarta cualquier aumento de enfermedades que puedan ser directa o indirectamente relacionadas con el uranio en la zona. De todas formas, desde este departamento se apunta la conveniencia de poder obtener muestras del suelo en el lugar exacto de la pista donde se produjo el accidente, para poder descartar en su totalidad la posibilidad de riesgo.

‘CATÁSTROFE 77, EL VIAJE INTERRUMPIDO’

Tras las primeras presentaciones avaladas con un notable e importante éxito, el primer monográfico escrito sobre la tragedia de Los Rodeos del año 1977 llega ahora hasta el escenario en el que ocurrió el desastre. La cita será el próximo viernes día 5 de abril, a partir de las 18.00 horas, en las instalaciones del Real Aeroclub de Tenerife (aeropuerto de Los Rodeos). Será una ocasión única para acceder a toda la información relativa al accidente, y las claves más turbias de este dramático expediente de nuestra historia.Entrada libre.

Más información en www.catastrofe77.blogspot.com