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El Ayuntamiento apuesta por la recuperación de la alfarería

Los alfareros y alfareras moldeaban sus piezas en tiempos difíciles, como medio de subsistencia. / DA
Los alfareros y alfareras moldeaban sus piezas en tiempos difíciles, como medio de subsistencia. / DA

JOSÉ LUIS CONDE | San Miguel

El Centro Alfarero de San Miguel, ubicado en el Museo de Historia Casa de El Capitán, continúa su labor de formación de los vecinos interesados en aprender esta práctica tradicional y que, además, una vez logradas las piezas, las podrán vender en el Mercado del Agricultor de dicho municipio. El alcalde, Valentín González, ha señalado a este periódico que la incorporación de un nuevo horno permitirá que todo el desarrollo de la pieza se pueda realizar en la misma instalación, de tal manera que no se pierda la memoria de las loceras que en su día supuso un medio de vida y de actividad económica de la zona.

El Museo de Historia Casa de El Capitán lleva más de 12 años albergando este centro alfarero, que nació para poner en valor la artesanía tradicional, un escaparate idóneo para que los visitantes conozcan las costumbres de los pueblos sureños. Los cursos de alfarería han permitido conocer cómo se hacían las piezas, ya que en el Museo, los instrumentos y los hornos son reproducciones exactas. Ahora, con la incorporación de este nuevo horno todo el proceso que va desde la preparación del barro, hasta el levantamiento de las piezas y la cocción final, se podrá realizar en las propias instalaciones.

El alcalde cuenta que, de esta manera, se cumplen las funciones culturales sociales y comunitarias para las que fue creado el centro que no es otra que impedir que se pierda la identidad de nuestros antepasados. Así, la apuesta está bien clara. Una vez que los alfareros tienen terminado su trabajo, pueden comercializarlos en el Mercado del Agricultor donde, por cierto, las piezas tienen muy buena aceptación entre el público.

Difundir esta actividad artesanal ha motivado que una de las salas del museo lleve el nombre de María Antonia Afonso, la última alfarera del municipio.

Cabe citar que la Concejalía de Cultura desde hace diez años trabaja en la catalogación de más de 600 fragmentos de cerámica, que han aportado amplia información sobre lebrillos, ollas o tarros de ordeño, entre otros elementos. Valentín González declara que el Ayuntamiento con estas actividades quiere rendir homenaje a las mujeres alfareras de El Drago (El Roque), Garañaña (San Miguel casco) El Frontón y La Hoya. Fueron precursoras artesanales que moldeaban jícaras o bernegales como medio de subsistencia.