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KARL WILLARD GIBERSON > FÍSICO Y TEÓLOGO ESTADOUNIDENSE

“Hasta los ateos reconocen que la gente necesita algo como la religión”

   

DOMINGO J. JORGE | San Cristóbal de La Laguna

Karl Willard Giberson

Karl Willard Giberson, físico y teólogo estadounidense. / ESTEBAN GONZÁLEZ

El XXII Congreso Internacional Diálogo Fe-Cultura, organizado por la ULL y el ISTIC, trajo la semana pasada a La Laguna a uno de los científicos más prestigiosos en el campo del estudio de la relación entre Dios y ciencia. Karl Willard Giberson, físico y teólogo, abrió con su conferencia inaugural, Dios y los oráculos de la ciencia, esa cita ya tradicional en primavera del Instituto de Teología. Este doctor del Stonehill College, de Massachusetts, se ha referido en sus intervenciones a la importancia que está adquiriendo el ateísmo y la relación de esa evolución con el vínculo Dios y ciencia, algo que se debatió en la edición pasada, la de este año, del Congreso Fe-Cultura, clausurado el fin de semana pasado en el municipio de Los Realejos.

-¿El ateísmo se siente ya como religión en Norteamérica?

“Las religiones forman parte de tradiciones que tienen mucho más que sólo un conjunto de ideas. Lo que llama la atención es el hecho de que hay un reconocimiento por parte de los ateos de que la gente necesita algo como la religión, a pesar de que intentan destruir las religiones convencionales. Además, llama la atención que los ateos más importantes usan con frecuencia el lenguaje religioso. Parece como si entendieran, sin admitirlo, que su trabajo es algo parecido a una teología seglar. Y lo que sienten es la necesidad de algo, hasta los ateos”.

-¿Domina la ciencia a Dios o la ciencia ningunea a Dios?

“La ciencia es una ayuda poderosa para descubrir lo verdadero del mundo; y la verdad es siempre un aliado en la búsqueda de Dios. La ciencia puede ser muy útil para la teología cuando enseña el carácter racional de un mundo que apunta siempre hacia un creador. La ciencia también nos ayuda a comprender la naturaleza humana, que nos hace pensar seriamente sobre la moral. Por ejemplo, el conocer que la epilepsia no es una posesión demoníaca, o que la homosexualidad no es una enfermedad mental, nos ayuda entonces a responder a estos fenómenos de una forma más cristiana. La ciencia es también una fuente asombrosa de bondad en el mundo. Sin embargo, puede convertirse en un enemigo de la religión sólo cuando se insiste en que la Biblia, o la Iglesia, explican el comportamiento de la naturaleza”.

-¿Los medios de comunicación buscan el morbo cercano a la fe como daño a las religiones? ¿Está dañando eso a lo trascendental?

“En los Estados Unidos, los medios de comunicación se han centrado cada vez más en, sencillamente, entretener a las personas, y por tanto, en buscar nuevas historias que son interesantes, en vez de importantes. Sé que esto también sucede en los medios de comunicación de Inglaterra, en los que personas como Rupert Murdoch tiene gran importancia. Los recursos que Murdoch utiliza en los Estados Unidos son algunos de los más irresponsables. Debido a la gran importancia que se le da a los conflictos, se suele hacer mucha propaganda a la ciencia versus la religión, dando a entender que hay una guerra enorme entre ellas y por tanto se hace mucho daño a los usuarios que tienen acceso a dichos medios”.

-¿Cuál es el futuro que augura a las religiones con tronco europeo?

“No soy un experto en las religiones europeas, pero me parece que las religiones necesitan otra reforma y, al parecer, estamos logrando esto en el Catolicismo con el papa Francisco. El cristianismo es una religión para el último de los últimos y como la sociedad se hace cada vez más próspera, hay menor necesidad de esa compasión que Jesús enseñó. Seguramente, hay personas que quisieran ser parte de una religión organizada que ayude a los demás. Probablemente, para las iglesias en Suecia donde los últimos de los últimos son casi inexistentes, hay necesidad de hacer un énfasis en ayudar a los pobres en otros países. Dicha reforma podría traer vida nueva a esa Iglesia que parece antigua e interesada solamente en cuidar de sí misma”.

-¿Son los jóvenes una esperanza para la vida en valores que necesita nuestra sociedad?

“Sí, los jóvenes han sido la esperanza de las sociedades decepcionadas de sus líderes”.