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Jesica Caram: “Coco Chanel quitó a la mujer los corses físicos y psicológicos”

   

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Jesica Caram posa durante el reportaje fotográfico, | SERGIO MÉNDEZ

 

VERÓNICA MARTÍN| Santa Cruz de Tenerife

Su marca es Kikikaram pero se llama Jesica Caram (35 años) que es lo que pone en su DNI. El nombre que usa como firma comercial de dos aspectos muy relacionados -la arquitectura y la moda- viene del mote que su hermano pequeño le puso: Kiki. El Karam es su apellido familiar originario que su abuelo cambió a la C al llegar a Argentina, el país que la vio nacer y del que se fue con la crisis. Ahora, vive con mucho más optimismo la recesión española y dice que no piensa emigrar otra vez.

-Es arquitecta y asesora de imagen. En teoría, parecen disciplinas alejadas pero… las ha fusionado…

“En realidad, la arquitectura es arte, diseño, proporciones y la asesoría de imagen también tiene esto. Dejando de lado la moda y los diseñadores, vestirte es un arte de encontrar equilibrio de proporciones y colores; por lo que es muy similar a la arquitectura.Coco Chanel decía que ‘la moda pasa y el estilo permanece’ y también que ‘la moda es como la arquitectura, una cuestión de proporciones’”.

-Coco es una de las figuras que más se rememora, ¿es también su inspiración?

“Sí, ella fue una revolucionaria total. Aportó la libertad a la mujer para desestructurarse y quitarse los corsés tanto físicos como mentales. La gente la veía como una loca porque, en su momento, creó la ropa de sport. Es algo que yo sigo, por ejemplo, ponerme un mono negro con unas zapatillas porque no sirvo para estar superproducida, con mis tacones todo el día”.

-Terminó la carrera de arquitectura en Canarias en el año 2010. ¿Cómo se decidió a estudiar en España?

“Empecé estos estudios en Argentina, cuando me faltaban 14 asignaturas decidí venir a España porque la crisis azotaba mi país y los arquitectos allí conducían taxis en ese momento. En 2003 empecé de nuevo la carrera porque me reconocieron muy pocas asignaturas… luego, nos cogió la crisis y me dije yo no me vuelvo a ir…”.

-Entonces, fue cuando decidió combinar su profesión con la asesoría de imagen…

“Sí, fue cuando empecé a investigar qué hacer. Dentro de mi carrera estoy muy metida en la construcción sostenible y en la la arquitectura modular industrializada; algo que también es difícil de desarrollar en estos momentos. Siempre estuvo en mi cabeza la asesoría de imagen, me formé y creé lo que llamo mi rincón creativo en el local donde mi marido desarrolla su labor de personal trainner”.

-Este espacio (donde se hizo la sesión de fotos) identifica esa filosofía… de ser modular y adaptable… como los tiempos actuales.

“Es un rincón creativo que tenía hasta ahora compartido con mi pareja y que, ahora, voy a transformar para convertirlo en un espacio abierto a mucha gente que necesita crear y que no tienen un lugar donde hacerlo: una especia de coworking pero, en vez de con mesas y ordenadores, con espacios donde la gente pueda venir a trabajar y pueda exponer sus proyectos. Entre otras cosas, hoy sábado realizaremos una actividad de asesoría de imagen como ocio en la que se incluyen otras cosas: un MeetUp”.

-¿Qué es MeetUp?

“El nombre surge de que en Londres se hace mucho encuentros de gente con intereses comunes como para, por ejemplo, hacer senderismo, comer o ir a la ópera. Es el concepto que se puede adaptar a otras cosas. La idea es dinamizar, unir esfuerzos y ofrecer una tarde de sábado alternativa donde habrá consejos de maquillaje, de estilismo personalizado… un poco de cava y, seguro, un rato de pasarlo bien”.

-¿Es la colaboración un signo de estos tiempos?

“Sin duda. Está claro que todos necesitamos dinero para vivir pero ayudándonos y trabajando en equipo conseguimos cosas que solos no podemos. Es el concepto de coworking que no solo oficinas para compartir gastos sino que, también, son espacios donde se crea una red que se teje y todos se benefician de todos. Es algo que está asumiendo mucho la gente joven porque las cosas no van a volver a ser como antes”.

-Con respecto a la arquitectura sostenible, ¿cree que fue una pose o una realidad?

“Hay dos posturas al respecto: una muy comercial y otra que se basa en que tenemos que ser conscientes de que hay que garantizar los recursos para el futuro. La sostenibilidad pasa desde el ahorro de energía hasta la construcción. Hay empresas que se plantean que los materiales de construcción no los vende sino que los alquila por 50 años, para poder recuperarlos y reutilizarlos en un futuro cuando haya más escasez”.

-En ese sentido, entra en juego su especialidad: la arquitectura sostenible modularizada, ¿en qué consiste?

“Es algo muy extendido en Alemania y en otros países y consiste en utilizar los contenedores del puerto que han llegado al final de su vida como tales pero que son un material válido para hacer viviendas u otras estancias. Son resistentes y no pueden volver al mar, pero ese acero de alta calidad permite hacer construcciones en muy poco tiempo a un coste muy razonable. Se cierra el ciclo de ese material y termina siendo una construcción mucho más sostenible en relación a otras más tradicionales”.

-Esa idea de reciclaje y de sostenibilidad, ¿la lleva a su otra faceta de la moda?

“Trato de llevarlo a todo lo que hago. Me gustan mucho los muebles de Ikea porque son económicos y están hechos de un aglomerado de cosas que sobran: la finalidad del mueble es la misma y es mucho más sostenible que los de mayor calidad. Un coche que te lleva igual si tiene un motor 1.200 pero consume menos que un 1.400… es una actitud que la vas llevando a todos sitios. Con la ropa es lo mismo: hay diseñadores que se están volcando en estos procesos… y son mucho más ecológicos”.

-En sus servicios como arquitecta también se preocupa de la decoración o de transformaciones menos complejas con un concepto enfocado a despersonalizar… ¿qué es eso?

“El concepto que manejo es el Home Staging que significa poner en escena tu vivienda para alquilarla o ponerla en venta. Es una técnica que consiste en despersonalizarla porque el que viene a verla necesita verse allí, proyectarse como si fuera su hogar. En épocas de bonanza, esto no se veía pero, ahora, nos damos cuenta de que con una intervención mínima en decoración o reforma de la mano de un experto se consigue que el potencial cliente se decida antes por la compra o alquiler”.

-¿Lo efímero de la moda no se contradice un poco con lo sostenible que usted potencia?

“La moda cambia cada tres meses y si la quieres seguir, te puedes volver loco. Tienes que intentar combinar eso con tu estilo personal, con el fondo de armario y, especialmente, conocer qué te favorece… si te sabes aprovechar de los colores que te van bien y de las formas… eso sí, lo tendrás para siempre. Si te empeñas en renovar tu armario cada temporada, en realidad despilfarras recursos”.

-Mucha gente no recurre a asistentes como usted porque piensan que es muy caro. ¿Es así?

“Quiero desmitificar esto. No me gustan los servicios sectarios, tengo unas tarifas muy accesibles porque intento llegar a todo el mundo. Creo que es importante para todo el mundo saber cómo vestirse para ir a entrevistas de trabajo, para un evento… o para subir la autoestima. Con cambiar ropa y maquillaje se logran muchas cosas. Todos los cambios son interiores , pero si te ves bien te sientes mejor, más seguro… La gente lo infravalora pero lejos de que sea una frivolidad, a veces es una necesidad”.