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El desalojo forzoso, última opción para demoler la antigua Celgán

   

La antigua fábrica se encuentra en muy mal estado. | FRAN PALLERO

La antigua fábrica se encuentra en muy mal estado. | FRAN PALLERO

NATALIA TORRES | Santa Cruz de Tenerife

El pasado cinco de marzo, la Gerencia de Urbanismo de Santa Cruz asumió el derribo de la antigua fábrica de Celgán, una vez transcurrido el plazo de un mes dado a los propietarios para que fueran ellos los que llevaran a cabo la demolición. Mientras, las 15 personas que ocupaban dicho edificio lo han ido desalojando de forma paulatina, derivados a recursos como los alquileres sociales, algunos más específicos o incluso volviendo a casa de familiares. Sin embargo, transcurridos más de dos meses desde que Urbanismo iniciara los trámites para acometer la demolición de los edificios, aún no se han culminado las gestiones para hacerlo y todo indica que el retraso obedece a que aún quedan personas dentro del inmueble que se niegan a abandonarlo y que según confirmó la concejal de Asuntos Sociales, Alicia Álvarez, rechazan todo tipo de ayuda.

Estas personas aseguran que si tienen que irse lo harán cuando no haya más remedio pero que mientras tanto no saldrán de la fábrica. “Hemos conseguido sacar a muchas personas y han salido a una buena opción que es lo que queríamos, pero hay personas que han manifestado que no quieren ayuda, que no quieren irse a vivir a un piso y no podemos obligarlos”, explica Álvarez, y añade: “Entendemos que cuando llegue el momento de derribar el edificio, no les quedará más remedio y se irán”.

La concejal de Asuntos Sociales asegura que se sigue trabajando con estas personas. “Tratamos de convencerlos de que acepten la ayuda que les ofrecemos y que quedarse no es una opción”. Esa labor es precisamente la que ha permitido que las otras personas que estaban en la fábrica y que al principio se negaban a abandonarla finalmente lo hicieran.

PROCESO DE DERRIBO
Álvarez explica que los plazos para la demolición están sujetos a una estructura administrativa y “esos aún no se han completado” por lo que, afirma, “cuando llegue el día, que será en breve, iremos arriba y esperamos que abandonen voluntariamente el lugar”. “La policía tiene que ir a cerciorarse de que en la fábrica no hay nadie y nosotros iremos con los agentes para informarles a las personas que queden allí de que se va a producir la demolición; no permitiremos que vaya la policía sin Asuntos Sociales y entonces volveremos a ofertarle la cartera de recursos”.

La edil explicaba que “hay que aceptar la realidad y es que te dicen que no se quieren ir a otro sitio y si lo hacen lo que te cuentan es que lo harán por sus propios medios y hasta ahí podemos llegar”. Álvarez no pierde la esperanza de que finalmente acepten un recurso del Ayuntamiento y que no se tengan que ir por la fuerza de la Celgán. “Empezamos con muchas personas que al principio no querían ayuda pero la perseverancia nos ha permitido tener éxito con ellos. Es más, tengo fe de que cuando llegue el día y les diga que pasado mañana viene la policía y al otro vienen a demoler quizá consigamos que acudan a los recursos que se les ofertan”.

En mal estado
Un inmenso agujero preside el patio interior de la antigua fábrica de Celgán, el mismo que hizo saltar las alarmas en Urbanismo ante el riesgo evidente para las personas que allí se refugiaban y para la estabilidad de la propia estructura. La urgencia decretada en febrero, tres meses después sigue activa. Los técnicos estimaron que ambos edificios debían ser demolidos, dando un plazo de un mes a sus propietarios para que lo hicieran ellos. Finalmente será el Consistorio en forma subsidiaria el que lleve a cabo la demolición por un coste que alcanza los 200.000 euros y que le serán facturados a los dueños del edificio.