SARAY ENCINOSO | Santa Cruz de Tenerife
El recuerdo de la Segunda Guerra Mundial, los estragos de la Guerra Fría, la necesidad de rehabilitar a Alemania o la caída del Muro de Berlín. Hay muchas razones que explican el surgimiento de la Unión Europea, pero seguramente la más decisiva fue el miedo a que se repitiera la peor masacre de la historia. Esos motivos sirvieron para que tres generaciones defendieran el proyecto europeo. Pero, ¿cuál es la razón por la que Europa es necesaria hoy? “Ahora la paz es lo normal; nadie piensa que eso pueda cambiar”.
El expresidente del Parlamento Europeo y reconocido político socialista Josep Borrell impartió una charla ayer en la Universidad Europea de Canarias sobre el origen de la situación actual y el futuro de la Unión Europea. En su intervención dejó claro que el próximo año será crucial: “O hay más integración o esto se desintegra. No quedan más opciones; esta situación no se puede mantener durante más tiempo”. Para Borrell la unidad europea es necesaria por una razón que servía cuando nació el proyecto unificador y que sigue siendo válida hoy: hacer frente a la globalización.
“Todas las razones que impulsaron la Unión son importantes, pero no van a motivar a los jóvenes europeos. En mi opinión solo queda una razón hoy: hacer frente a la globalización”. Los datos y la geopolítica dibujan un escenario comprometido en el que la mejor opción es la unidad. “Los europeos somos solo el 6% de la población mundial y tenemos el 24% del PIB. El siglo XXI estará dominado por Sudáfrica, México, China, Brasil, India. Todavía somos la primera potencia económica mundial, pero no durará”. Esta realidad afecta a todos los países miembros. “Alemania también es muy pequeña. Tenemos que hacer un frente para garantizar nuestro modelo social”. Porque todavía “Europa es la mejor combinación que hay entre paz y derechos políticos y solidaridad. Si nos comparamos con el resto del mundo somos el mejor lugar para vivir. La cuestión es cómo preservar eso”.
Hasta ahora Europa tenía una connotación positiva. “Para mi generación era un faro: todos queríamos ser europeos. Esto ha cambiado. Ya no es exactamente así. Ya no está tan claro que formar parte de la Unión Europea sea algo positivo”. Pero no deberíamos olvidar algo: “Somos viejos, tenemos una edad media que es el doble de nuestros vecinos y somos más ricos”. Esa frontera es muy peligrosa, y además, a la ecuación hay que añadir la dependencia energética. “Europa es muy vulnerable y España más. La unión, que hoy está en cuestión, debe ser juzgada por su capacidad de enfrentarse a estos problemas. Hay remedios”. El reto ahora es si sabremos encontrar esas soluciones y ponerlas en práctica.