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El exgerente del Murcia, a prisión

   

T. F. / EFE | Santa Cruz de Tenerife / Murcia

Juan Cuenca, Ingrid Visser

Juan Cuenca, tras declarar ante la policía el pasado lunes. | EFE

El Juzgado de Instrucción número 16 de Valencia decretó ayer prisión provisional, comunicada y sin fianza para el exgerente del club de voleibol CAV Murcia Juan Cuenca, uno de los tres detenidos por la desaparición y muerte de la campeona de europea con el Club de Voleibol Tenerife Marichal Ingrid Visser y de su novio, Lodewijk Severin.

Aunque la titular de este juzgado ha decretado el secreto de sumario sobre una causa abierta por dos delitos de homicidio, todos señalan a Cuenca como el supuesto inductor del doble crimen, ya que o bien habría contratado a los dos sicarios para que acabaran con la pareja de holandeses, o bien habría servido de señuelo para conducir a las víctimas a la casa rural donde fueron asesinados sin tener que recurrir a la violencia.

Esos dos supuestos matones serían los otros dos detenidos, que hoy pasarán a disposición judicial. Se trata, tal y como adelantó ayer La Verdad de Murcia, de dos ciudadanos rumanos de 47 y 60 años llamados Constantin Stan y Valentin Ion, que habrían sido quienes dieron las palizas para torturales, acabar con sus vidas, desmembrar sus cuerpos con una sierra radial y proceder a enterrarlos en la pedanía de Alquerías.

De la violencia con la que se emplearon los asesinos de la pareja de holandeses cabe reseñar que un primer análisis de los cadáveres ha permitido deducir que a Lodewijk le destrozaron a golpes la mandíbula y le arrancaron los dientes. Por contra, no parece que se hayan ensañado tanto con Ingrid.

Ello parece confirmar que las “desavenencias de negocios” que en expresión del jefe superior de Policía de Murcia, Cirilo Durán, se baraja como principal hipótesis de esta salvajada, tienen que ver con las empresas del novio que con la conocida que el CV Murcia mantenía con Ingrid desde que jugara un par de años con dicho equipo tras su exitoso paso por el Marichal.

Durán explicó en su rueda de prensa del pasado lunes que fue Cuenca el que se encargó de negociar con Visser y su novio acerca de asuntos que no han sido aclarados. Para ello, Ingrid y Lodewijk fueron conducidos hasta la vivienda de Molina de Segura y, después de largas discusiones entre los días 13 y 14, y una vez se estableció que las diferencias eran insalvables, se desencadenó una “violencia importante” que acabó con el asesinato de los dos holandeses.

Durán también señaló que las hipótesis que se habían barajado pasaban por un secuestro, que ha quedado descartado, o por la posibilidad de que la visita a la Región ocultara algo más que una cita en una clínica de fertilidad. Ahora se sabe que tenían que hablar de negocios.

Sea como fuere, los especialistas del Cuerpo Nacional de Policía -que cuenta con la plena colaboración de sus colegas holandeses- continúa las investigaciones en relación con este caso, que continúa abierto y no se descarta nuevas detenciones, entre las que podría estar incluso la del que dio la orden de asesinar a los holandeses.
De hecho -relata Efe-, agentes de la policía científica rastrearon de nuevo durante la madrugada de ayer el huerto de limoneros de la pedanía de Alquerías en el que fueron encontrados los cadáveres de Ingrid y Lodewijk, trasladados desde la casa rural del término municipal de Molina de Segura en la que habrían sido asesinados.