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Expedientan a un bancario que se negó a dar la hoja de reclamaciones

   

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

Policías locales de La Laguna procedieron la semana pasada a levantar acta ante la negativa del director de una sucursal bancaria a entregar la preceptiva hoja de reclamaciones que le solicitaba una cliente, según los datos captados por vías extraoficiales, que destacan la desconsideración mostrada con la mujer y el nulo afán colaborador ante la autoridad detentada por los policías.

Fue poco antes de las tres de la tarde del pasado día 6 cuando la cliente, una joven, reclamó la presencia de la policía local en una sucursal sita en la Carretera del Rosario-Taco, ya que al parecer le faltaba dinero en su cuenta, además de que en su extracto el propio banco le había cargado dicha cuantía sin explicar el por qué del gravamen.

Según detalla a los agentes, su sorpresa es mayor porque se trata de la sucursal donde tiene domiciliada la nómina y, al pedir verle para explicarle su queja minutos antes de las 13.30 horas, este permanece en su despacho sin atenderla.

Cuando ya había pasado una hora -siempre el relato de la clienta-, el director al fin sale de su oficina y (sin dirigirle la palabra ni siquiera para darle las buenas tardes) le extiende unas hojas de reclamaciones internas del propio banco para que exponga su queja por escrito, ante lo cual la ciudadana le pide las hojas oficiales de la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC).

Su indignación se eleva a grados superiores cuando el director le responde que las hojas de la OMIC están en una caja fuerte y que no se las puede facilitar.

Ante semejante panorama se decide a reclamar la presencia policial, cuyos agentes se entrevistan primero con ella y luego con el bancario, que les reitera que las hojas de reclamación oficiales pudieran estar en la caja fuerte y que no podía facilitarlas a quien las solicitara, salvo las hojas internas, que no son oficiales.

Así las cosas, los agentes se vieron forzadas al levantamiento de un acta por el incumplimiento de la obligación de la normativa sobre libros y hojas de reclamaciones, lo que podría suponer una sanción de entre 3.000 y 12.000 euros.

Lejos de mostrarse comprensivo, el director mantuvo su actitud y se negó a firmar el acta en cuestión.