JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
Concebido como uno de los proyectos estrella del Campus Atlántico de Excelencia, la crisis y los recortes estuvieron a punto de echar por tierra una de las investigaciones más importantes que llevan a cabo las universidades canarias. Se trata de la búsqueda y el desarrollo de biocombustible a partir del aceite de la Jatrofa curcas, una planta de origen caribeño que desde 2007 se cultiva en suelos de Fuerteventura.
Tras quedar paralizado durante dos años por falta de financiación, la compañía energética DISA asumió hace dos años el millón de euros que se ha invertido en una investigación en la que trabaja más de una veintena de expertos de los departamentos de Ingeniería Química, Edafología y Economía Aplicada de las universidades de La Laguna y Las Palmas de Gran Canaria. Dirigidos por la catedrática del departamento de Edafología y Geología de la ULL, Marisa Tejedor, el proyecto tiene multiplicidad de objetivos: industriales, medioambientales, agrícolas, socioeconómicos e incluso la transferencia de resultados a otras regiones áridas.
No en vano, Tejedor explicó ayer -durante la presentación de los primeros resultados del proyecto- que el estudio plantea tres fases de actuación continuas e íntimamente relacionadas: el desarrollo del cultivo con riego con recursos hídricos no convencionales, como son las aguas desalinizadas y regeneradas; la extracción de aceite, evaluando su calidad y su transformación en biodiésel; y el análisis de los impactos económicos, ambientales y sociales que el proyecto podría generar en Fuerteventura y en toda Canarias. “El proyecto ya es un éxito, porque el producto que se ha obtenido no se había logrado antes”, destacó Miguel Benarroch, responsable del área de Renovables de DISA. “Es un ejemplo de innovación canaria y de colaboración pública y privada, que apuesta por la economía del conocimiento como clave para la recuperación”, recalcó Benarroch, quien recordó que “solo falta saber si el proyecto es económicamente viable”.
Y es que, si el estudio finaliza con resultados positivos, supondría la obtención del primer biocombustible canario y, con ello, podría incentivar el nacimiento de una nueva industria respetuosa con el medio ambiente que crearía nuevos empleos, favorecería el crecimiento de la agricultura y estimularía inversiones en infraestructuras agrarias y de transporte. Además, se emplearían terrenos marginales, lo que no afectaría a la sustitución de cultivos ni al precio de los alimentos.
“Las Islas necesitan un desarrollo inteligente, sostenible y capaz de generar empleo”, manifestó el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, quien abogó por “diversificar” los sectores y actividades productivas para no volver al modelo de la construcción y el turismo. “Se trata de un proyecto ilusionante, basado en la innovación y el conocimiento, que preserva el entorno”, agregó Rivero.
COMPROMISO
En la misma línea se manifestó el rector de la ULL, Eduardo Doménech, que puso este proyecto como ejemplo del potencial de las universidades públicas para realizar trabajos que pueden contribuir decisivamente al desarrollo económico y social. Doménech denotó además que se trata de una investigación comprometida con la sostenibilidad, pues “para Canarias es necesario conciliar el progreso científico y la conservación”.