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Premio a la conservación

   

La ermita primitiva de San Miguel fue construida a mediados del siglo XVII, en torno a 1665. | DA

La ermita primitiva de San Miguel fue construida a mediados del siglo XVII, en torno a 1665. | DA

JOSÉ L. CONDE | San MIguel

El núcleo urbano de San Miguel, de Abona, en concreto el ámbito comprendido entre la iglesia parroquial y la Casa de El Capitán, en la zona de El Calvario, ha sido recientemente declarado Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de Conjunto Histórico. Según el alcalde Valentín González, “las razones para otorgar a este entorno urbano el máximo grado de protección que reconoce la legislación en materia de patrimonio histórico están más que justificadas”. Asimismo, expresa que “San Miguel es, probablemente, el núcleo histórico mejor conservado y con mayor riqueza patrimonial de todo el sur de la isla de Tenerife”.

Una de las calles del casco histórico sanmiguelero. | DA

Una de las calles del casco histórico sanmiguelero. | DA

El alcalde señala que “sin tener la antigüedad de otros lugares, como Adeje, Vilaflor o Granadilla de Abona, sus habitantes han sabido, y podido, mantener la configuración urbana original, alrededor del antiguo camino real que recorría los principales asentamientos de las medianías de la comarca de Abona”.

Hay que señalar que los orígenes de San Miguel son inciertos. Sólo se tiene constancia de la construcción por parte de los vecinos de la primitiva ermita de San Miguel a mediados del siglo XVII, quizá en 1665. “Su edificación demuestra que por estas fechas existía ya un contingente poblacional y una prosperidad económica lo suficientemente importantes como para promover esta fundación y evitar así los fatigosos traslados hasta Vilaflor, donde se encontraba la iglesia parroquial, para oír misa y enterrar a sus difuntos”, señala Valentín González.

El pueblo fue creciendo alrededor del nuevo templo y, sobre todo, a lo largo del Camino Real que se dirigía a los caseríos de La Hoya y de Valle San Lorenzo.

La declaración de San Miguel de Abona como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Conjunto Histórico, permitirá garantizar la conservación integral de este núcleo urbano tradicional, con todas sus edificaciones históricas, además de incorporar las huertas y terrenos de cultivos vinculados a las viviendas, que contribuyen a darle el soporte ambiental y paisajístico que ha definido su carácter rural. Su magnífico estado de conservación se debe a que el trazado de la carretera general del sur no atravesó el casco tradicional, sino que discurrió al norte de éste, evitando así las demoliciones sistemáticas que se han producido en otros pueblos del sur atravesados por esta vía.

La declaración permitirá garantizar la conservación integral de este núcleo urbano tradicional. | DA

La declaración permitirá garantizar la conservación integral de este núcleo urbano tradicional. | DA

Su valor patrimonial reside en ser el núcleo urbano tradicional mejor conservado arquitectónicamente, junto a sus cualidades ambientales de carácter rural del sur de Tenerife. Para su determinación como BIC por el Gobierno de Canarias ha sido determinantes además de sus valores patrimoniales, su armonía con un entorno medioambiental de carácter rural.
El ámbito de protección de este conjunto engloba la práctica totalidad del núcleo urbano de carácter histórico y tradicional, cuyas edificaciones fueron construidas entre el siglo XVIII y la primera mitad del XX, con una tipología muy característica de las medianías del sur de la isla y un aceptable estado de conservación, a pesar de las intrusiones experimentadas en décadas recientes.

Los límites de protección acogen un conjunto de inmuebles de gran valor histórico, etnográfico y arquitectónico, que configuran el núcleo original de San Miguel de Abona. La antigüedad de algunos edificios y, en general, del asentamiento, se remonta al siglo XVIII, pudiéndose apreciar los rasgos esenciales de las formas de vida rural y campesina, con atisbos de un incipiente desarrollo urbano, que cobra fuerza en el tránsito del siglo XIX al XX y, en especial, de grupos acomodados y de cierta capacidad económica en la comarca.

El alcalde sanmiguelero señala que resulta esencial preservar este conjunto urbano de notable fragilidad y muy sensible a las afecciones urbanísticas que sufren en la actualidad los conjuntos históricos tradicionales de carácter rural para evitar actuaciones que alteren gravemente su fisonomía.