va por el aire > Benito Cabrera

Entre pitos y flautas (I) – Por Benito Cabrera

Los aerófonos de boquilla son instrumentos poco conocidos y estudiados en el folclore canario, en pro de los populares cordófonos, que los han desplazado. En las islas de Lanzarote y Fuerteventura no se utilizan. En Gran Canaria, se tiene constancia del antiguo uso de unas pequeñas flautas de pico de cinco o seis agujeros, conocidas como gaitas. En zonas de medianías, era un elemento de aviso para localizar el ganado, aunque también se empleaban para amenizar algunas fiestas.

Es en las islas occidentales donde más se prodiga su ejecución. En La Palma, no se concibe la interpretación del baile de El Serinoque sin la flauta de pico de seis agujeros fabricada con caña. También se emplea ocasionalmente para la interpretación de algunos romances como La Serrana o el Conde de Cabra. En San Andrés, cada Nochebuena suena aún el llamado Tío-toí, una variante de Tajaraste interpretado con una flautilla de caña.

En La Gomera, los pastores utilizaban habitualmente una flauta conocida como pito o pitorrera, con fabricaciones que oscilaban entre los cuatro y ocho orificios. Prácticamente en desuso, se empleaba como entretenimiento mientras se cuidaba el ganado, así como para acompañar algunos géneros como el Santo Domingo o las Coplas de Años Nuevos. En Tenerife, las flautas de pico sirvieron siempre para acompañar los rituales al son del Tajaraste.

Es bien conocida la imagen de Cho Cirilo, tamborilero de Güímar, que tocaba el tambor con la mano derecha, mientras que con la izquierda movía los dedos en la flauta de pico conocida como pita. Eran muchos los municipios de esta isla los que usaban estos aerófonos, cada vez más en desuso o sustituidos por flautas de plástico.

En una próxima entrega seguiremos hablando de estos instrumentos, con especial atención a la familia de aerófonos de la isla de El Hierro.