LUIS F. FEBLES | Puerto de la Cruz
Confusiones que conllevan grandes consecuencias. Un error burocrático provoca que un matrimonio portuense, con dos hijos y en situación de paro prolongado, impida el acceso de uno de sus integrantes a una selección para un trabajo temporal a través de la convocatoria de un plan de empleo.
El origen del problema radica en la sorpresa de Julián Delgado y Lotta Hjelm cuando al solicitar hace unos días un certificado de convivencia para optar a dicho programa de empleabilidad, desde el Ayuntamiento de Puerto de la Cruz le comunican que en el servicio de Estadística su hija aparece como empadronada y residente en un municipio de Francia, impidiendo así el cumplimiento establecido por el plan de empleo para acceder a un posible futuro laboral.
Según la versión de los afectados, con el informe correspondiente, la queja y la declaración jurada, “desde septiembre aparece inscrita en una localidad francesa sin determinar, un fallo que puede ser responsabilidad del consulado o del servicio de Estadística provincial; temo que las consecuencias puedan ser mayores, y esto pueda afectar administrativamente a mi hija, que es una menor”.
Tal y como apuntó el matrimonio damnificado, “nos comunicaron que pasáramos el viernes para ver si se puede solucionar este inconveniente, pero como tarda cerca de 10 días en emitirse y el miércoles tenemos que presentar la solicitud para el posible trabajo en Servicios Sociales, no entramos dentro del plazo establecido por el área municipal”.
Para Delgado, en el servicio de Estadística del consistorio “le han pasado la pelota al provincial, y lo que tengo seguro es que nadie me ha aclarado qué es lo que ha pasado, más si cabe, cuando un error de este calibre puede tener otro tipo de efectos colaterales que pueden dañar a mi familia”.
En este auténtico rompecabezas administrativo sobre la responsabilidad de la equivocación, el vecino portuense destaca la labor de la Policía Local que fue el cuerpo que le aconsejó verificar todos los papeles en el Ayuntamiento. Se trata por lo tanto, de un caso en el que sus protagonistas han querido dar la cara, evidenciando que los canales de la burocracia en ocasiones pueden producir serios inconvenientes a los ciudadanos.
Así, la versión dada por esta pareja portuense ha sido contrastada con los documentos que el matrimonio aportó para testimoniar que se vieron abocados a elaborar una declaración jurada para probar que su hija vive con ellos en la ciudad turística.