MARTÍN-TRAVIESO | Hospitalet (Barcelona)
Dos años y 15 días; 107 semanas; 749 días; y 17.980 horas. Ese es el tiempo exacto que ha empleado el CD Tenerife en regresar a la Liga de Fútbol Profesional, el lugar del que nunca debió salir. Ayer, en el estadio Feixa Llarga de Hospitalet, encontró la puerta que le conduce de nuevo a la Segunda División A.
Fue el 15 de mayo de 2011 cuando el club consumó un dramático y traumático descenso, que se unía al de la temporada anterior (de Primera a Segunda A). Una temporada absolutamente convulsa, tanto en lo deportivo como en lo social, provocó que un equipo diseñado para lograr la permanencia sin sufrimientos en la categoría, se fuera a pique con un balance desolador: cinco entrenadores pasaron por el banquillo y un director deportivo, Santiago Llorente, por los despachos. Una victoria del Gimnástic de Tarragona, que se impuso al Real Betis por 3-1, confirmaba la pérdida de categoría del equipo tinerfeño, que regresaba a la división de bronce del fútbol español 24 años después. La última vez que militó en esa categoría fue la temporada 1986/87. Ese año terminó primero y subió a Segunda. Dos temporadas después conseguiría subir a Primera y comenzaría la época dorada del club.
Dos temporadas completas ha tardado el equipo en salir del pozo, de la maldita Segunda B. Pero lo ha hecho por la puerta grande, como los mejores. Sus números esta campaña son absolutamente envidiables. La fase regular resultó un paseo militar dirigido magistralmente por el coronel Cervera: 73 puntos cosechados tras 38 jornadas, con un balance de 20 duelos ganados, 13 empatados y solo cinco perdidos, atestiguan que no hubo rival que le hiciera sombra. Luego en el play off también protagonizó una destacada actuación.
Al Hospitalet le marcó tres goles en el partido de ida y solo un tanto muy al final del partido le concedía algo de emoción al duelo de vuelta. Lo que no se esperaba nadie era que dicha emoción se transformase en sufrimiento. Eso, precisamente, fue lo que padecieron los1.000 aficionados que ayer apoyaron incondicionalmente a su equipo en tierras catalanas. Un gol de Cirio, en el minuto 10 de la segunda parte, colocaba a los ribereños a un paso de eliminar a los blanquiazules. No obstante, el equipo supo aguantar su mínima renta no sin un padecimiento extremo. Pero como todo esfuerzo en esta vida tiene su recompensa, ahora el premio se disfrutará la próxima campaña en la categoría de plata.
Y no solo en lo deportivo es imprescindible este ascenso. También lo es para la propia institución. El CD Tenerife en Segunda B no tenía solución de continuidad. Era inviable en lo económico, teniendo en cuenta el agujero de 20 millones de euros que sigue existiendo en las arcas blanquiazules. El pasado sábado cuantificó el presidente Miguel Concepción lo que le supone a la tesorería esta alegría: un suspiro de tres millones de euros nada más y nada menos.
Así las cosas, queda claro que el paso dado en L’Hospitalet era absolutamente necesario para seguir disfrutando de buen fútbol en la Isla.