SUCESOS > FUGA DEL BUQUE 'DEFENDE

La Guardia Civil vigiló al ‘Defender’ durante semanas para evitar la fuga

patrullero ingles 'Defender'
Una agente de la Guardia Civil frente al patrullero ingles ‘Defender’. | KARL MCLAUGHLIN

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife

Tanto la Guardia Civil como la propia Autoridad Portuaria realizaron durante semanas servicios de vigilancia junto al patrullero inglés Defender para evitar que se fugara, aunque éstas cesaron (por lo menos, cuanto respecta al Instituto Armado) antes de que el buque huyera sin permiso en la madrugada del pasado viernes del puerto de Santa Cruz de Tenerife, donde estaba retenido por las autoridades españolas desde que fue interceptado en Los Cristianos a finales de abril.

Si aún se desconoce cuándo y por qué cesaron las vigilancias al Defender (como muestra la imagen superior y otras que obran en poder de este periódico), sí que se sabe que fueron ordenadas el pasado 27 de abril, o sea, apenas tres días después de que fuera trasladado a Santa Cruz.

Precisamente, otra de las pruebas de la importancia dada por las autoridades españolas a este caso es que se movilizó a un patrullero español, el Tornado, para que, con infantes de marina a bordo, escoltase al Defender desde el Sur hasta la capital tinerfeña.
También ha trascendido que, desde un primer momento, se registró en varias ocasiones el barco para comprobar si transportaba armas o drogas, siempre con resultado negativo.

patrullero Defender,  Chris Enmarsh
Una imagen del patrullero ‘Defender’ en el Puerto de Santa Cruz de Tenerife. | KARL MCLAUGHLIN

Cambio de mano

Enmarsh, el marinero inglés que desde un principio se presentó como dueño del Defender, preparó con mimo su huída del puerto de Santa Cruz de Tenerife, como parece demostrar el hecho que desde el pasado día 21 de mayo este barco figura como propiedad de una empresa no identificada.

Hasta esa fecha, el patrullero en cuestión, que en su día prestó servicios tanto para la Navy como para el sultanato de Omán, figura como propiedad de una empresa que lo habría adquirido del propio Enmarsh el pasado 21 de febrero y cuya dirección social es la misma que la del marinero, tal y como se puede comprobar en los registros internacionales existentes.

Medios escasos

Cuestionada ayer por periodistas cuando acudió a un acto público, la propia delegada del Gobierno en Canarias, María del Carmen Hernández Bento, explicó que los motivos por lo que se retenía al Defender en puerto eran de carácter administrativo, y que ello motivó en un momento determinado que los medios de vigilancia se destinasen a otros servicios dado que “son escasos”.

Bento, que no dudó en reconocer que el patrullero “se escapó”, anunció genéricamente que ya se ha puesto en marcha el correspondiente expediente ante la fuga, además de insistir que, de cualquier modo, no estamos ante un problema grave de seguridad dado que la única infracción detectada era “por los papeles”.

Ahondando en los razonamientos de Hernández Bento, cabe añadir que el patrullero tiene ambos cañones inutilizados, tal y como insistió Enmarsh una y otra vez tanto ante las autoridades españolas como ante los medios ingleses.

Sobre el armamento, añadir que el Defender también puede acoplar dos ametralladoras en cada uno de sus flancos.

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El dueño del buque, Chris Enmarsh, no fue oficial de la Armada británica sino un simple marinero raso

El propietario del patrullero Defender, o al menos el que figuraba como tal hasta el pasado 21 de mayo, no es un antiguo oficial de la Navy (Armada británica), sino un simple marinero raso, según fuentes consultadas en el Reino Unido.

Chris Enmarsh, que se presentó a quienes lo entrevistaron como un antiguo teniente, es en realidad un singular emprendedor que pretende utilizar el barco para misiones de seguridad privada. Cuando tuvo que recalar en el puerto de Los Cristianos a finales del pasado mes de abril, se dirigía hacia el Golfo de Guinea, uno de los puntos más calientes de la piratería internacional.

En declaraciones a publicaciones inglesas, Enmarsh siempre defendió su inocencia ante lo que consideraba como retención injusta por parte de las autoridades españolas.

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