EFE | Madrid
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los empresarios, encabezados por el líder de la CEOE, Juan Rosell, han coincidido en que lo peor de la crisis económica ha pasado y en que es necesario continuar con la agenda reformista del Ejecutivo.
La patronal CEOE ha celebrado este martes su asamblea ordinaria, en la que han aprobado un código ético para acabar “con actitudes inadecuadas que han gozado de demasiada impunidad” y la base para su próxima reforma estatutaria, que será aprobada definitivamente en otra de carácter extraordinario.
Para Rajoy “lo peor ha pasado” y se está en el “buen camino”, aunque ha pedido perseverancia para reducir el déficit y seguir con las reformas.
Rosell ha pedido al jefe de Gobierno “valentía” en esta tarea, aunque le ha advertido de que “no son posibles más subidas de impuestos” porque conllevarían “más destrucción de actividad y de empleo y no tendrán eficacia recaudatoria”.
Según Rajoy, hay datos económicos “positivos” que suponen el “prólogo o la primera página de la recuperación”.
Entre ellos ha citado la reducción del déficit en unos 22.000 millones de euros, que la inflación vaya a cerrar este año en el entorno del 1 % y que en marzo pasado se haya conseguido superávit comercial.
“Habrá superávit por cuenta corriente y capital, con lo que no tendremos necesidad de financiarnos fuera”, ha apuntado Rajoy, para quien este dato refleja “como ningún otro la mejora de nuestra competitividad”.
Otra cifra que ha subrayado es que en marzo, abril y mayo de 2012 el paro registrado creció en 2.024 personas, mientras que en los mismos meses de este año ha bajado en 149.244.
“*Qué quiero decir?”, ha preguntado Rajoy a los presentes, a quienes ha dicho que hay “motivos fundados para la esperanza” y que hay indicadores que mejoran, lo que refleja que la sociedad está haciendo “bien” las cosas y esto lleva al “convencimiento de que es posible superar la situación”.
En la asamblea también ha participado el presidente de Caixabank, Isidro Fainé, quien, en nombre del Consejo Empresarial para la Competitividad, ha asegurado que ha llegado “la hora de cambiar el discurso y aceptar el optimismo desde el realismo”.
También ha intervenido el consejero delegado del BBVA, Ángel Cano, para señalar que “estamos al principio del final de la crisis”, y ha augurado un crecimiento en torno al 1 % para 2014, que, en su opinión, podría ser superior en la medida en que se vayan haciendo las reformas necesarias.
A su juicio, no hay que relajarse y a las reformas hay que “meterles” velocidad porque el resto del mundo funciona muy rápido.
En esta materia también han coincidido Rajoy, Rosell y Fainé, quienes han defendido que las reformas continúen en materia de administraciones públicas, energía, unidad de mercado, I+D+i, industria o fiscalidad, entre otras.
Rosell ha subrayado que la fiscalidad es una de las principales preocupaciones de los empresarios y ha alertado de que la recaudación no es suficiente, no por lo escaso del sistema tributario, sino por el deterioro de la actividad económica.
Ha denunciado que los impuestos de las comunidades autónomas producen efectos perversos e incluso distorsiones de mercado.
También ha aprovechado la presencia de Rajoy, a quien acompañaba la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, para reclamarle que acabe con la economía sumergida o, al menos, la combata erradicando la picaresca “por pequeña que sea”.
Los cuatro han coincidido también en la necesidad de que fluya el crédito entre las familias y las empresas.
Rajoy consideró que se ha conseguido “limpiar la herida, que está cicatrizando”, y que ahora el crédito debe producirse y además con rapidez.
Cano ha relacionado la falta de crédito con que no se ha terminado totalmente la reestructuración del sistema financiero, mientras que Fainé se ha referido a la contradicción que existe en que cada día es más necesaria la financiación y que al mismo tiempo los organismos reguladores y los analistas exijan más capital a las entidades financieras.