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Tributo a Luis Cobiella – Ricardo Melchior Navarro*

   

El reciente fallecimiento de Luis Cobiella Cuevas ha provocado un hondo sentimiento de pesar en amplios sectores de la sociedad isleña, que apreciaba las virtudes humanas, artísticas y profesionales de quien fuera primer diputado del común de Canarias. No por casualidad, cuando en 1985 se creó esta institución y resultó elegido en el Parlamento para desempeñar el cargo, la gran mayoría de los miembros de la Cámara regional valoraron su sensibilidad como cualidad esencial para la defensa de los habitantes del Archipiélago. Sin duda, no se vieron defraudados. Su ejecutoria en aquella primera singladura gozó del reconocimiento popular y sirvió como modelo a seguir en adelante.

Íntimamente vinculado a su amada isla natal, en La Palma volcó todo su ser. Los que gozamos del privilegio de haberle conocido, desde hacía muchos años, pudimos apreciar de cerca el dominio y brillantez de los que hacía gala en el desarrollo de múltiples facetas, así como el gran conocimiento que versaba en materias tan diversas como la música, la literatura, la química y sus inquietudes sociales, entre las que sobresalía un cariño inmenso por las Fiestas Lustrales en honor de la Virgen de las Nieves. Porque era todo corazón y empleaba lo mejor de sí mismo en el desempeño de la generalidad de sus ocupaciones, como atestiguan quienes le rodearon a lo largo de su vida.

Mi relación personal con Luis Cobiella, hace aproximadamente tres décadas, se remonta a los tiempos en los que coincidimos por razones laborales en la compañía Unelco, donde se jubiló como técnico superior, actividad que en su caso estuvo precedida en la empresa insular de producción transporte y distribución de electricidad Riegos y Fuerzas de La Palma, de la que fue director. La amistad que anteriormente había labrado con mis padres, que lo apreciaban sobremanera, convirtió en perenne y entrañable aquel contacto personal. Confieso que sentía por él una intensa admiración, acorde con esa enorme figura humana e intelectual que representaba y que hoy todo el mundo pondera.

El cariño y respeto testimoniado por quienes disfrutaron de su maestría en el Instituto de Enseñanza Media de Santa Cruz de La Palma, centro académico que hoy luce su nombre, muestra a las claras una extraordinaria valía como docente. Y esa intensa capacidad en el magisterio se evidenció en disciplinas tan diversas como las Matemáticas, Ciencias Naturales, Historia de América, Gramática y Literatura, lo que constituye una prueba más de su sabiduría y erudición para la instrucción en múltiples facetas. Fue ese talento el que también le permitió brillar en el campo de la comunicación y la difusión, en medios como La Voz de la Isla de La Palma -de la que fue fundador-, Radio Cadena Española y Radio Nacional de España, igual que en la edición local del periódico DIARIO DE AVISOS.

La concesión del Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación, en su edición de 2002, puso de manifiesto la consideración unánime respecto a la actividad de Luis Cobiella en el campo de la cultura y la creación artística, especialmente en lo referente a la literatura y la composición e interpretación musical. Y de esa sensibilidad y dotación singular por el último género nos deja una ingente y variada producción, de manera especial en el capítulo de la música sacra, volcada prácticamente hacia las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen, celebración en la que siempre será recordado.

Sirva de ejemplo la última despedida que se le brindó a Luis Cobiella en la capital palmera, donde fue interpretada, en medio de la emoción de los presentes, una de aquellas composiciones musicales, la Marcha de los Caballeros. Sin duda, una selección muy oportuna, acorde con el talante de una persona querida y apreciada por todos.

*Presidente del Cabildo de Tenerife