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‘Working poor’ – Por José David Santos

   

El paro sigue azotando el país y, si bien ayer se dio a conocer que bajaba en el cómputo general del Estado, en Canarias volvió a subir. Pero quiero hablar hoy de los que tienen empleo, pero cuya remuneración se ha ido mermando en el avance de la crisis, y de los que, con suerte, acceden a uno y se encuentran con sueldos bajos, muy bajos, demasiado bajos. El gobernador del Banco de España hablaba la semana pasada de rebajar o flexibilizar el salario mínimo interprofesional con la excusa de que la existencia de ese suelo es el que impide a muchos empresarios crear nuevos puestos laborales. Es decir, que, a su juicio, es preferible más trabajo aunque en peores condiciones. Sin ser economista creo que el error es palmario puesto que si teniendo un trabajo con una remuneración de subsistencia poco o nada se podrá reactivar el consumo o aumentar la recaudación de impuestos que, en el fondo, es lo único que puede sacarnos de la crisis dichosa. No obstante, esa teoría de los trabajos basura no es nueva. Por ejemplo, la ya desaparecida Margaret Thatcher la puso en práctica en el Reino Unido en los ochenta y sabemos cómo acabó aquello. Desmantelamiento de derechos sindicales y servicios públicos, un sistema educativo devaluado y una profunda brecha social que aún hoy perdura. De hecho, un término que se acuñó entonces está todavía vigente, el llamado working poor, que vienen a ser aquellas personas que aun teniendo un trabajo están bajo el umbral de la pobreza. Su salario es tan pequeño que no les llega para cubrir todas sus necesidades básicas, con los riesgos de exclusión social que eso conlleva. En España, en Canarias, los sueldos son el único aspecto que se toca a la hora de reducir costes, quizá (repito que no soy economista) se debería actuar sobre los costes fiscales que tiene una contratación y dejar de poner toda la carga sobre la remuneración neta que recibe el trabajador. Muchas empresas no contratan por el sueldo que deben pagar al empleado, sino por el coste real que supone (impuestos y seguridad social) firmar un contrato. La otra opción nos puede convertir en el paradigma del working poor.

@DavidSantos74