JOSÉ LUIS CÁMARA Santa Cruz de Tenerife
Azotada por los recortes, la ciencia se ha convertido en una de las grandes damnificadas de la crisis, que ha obligado a muchos investigadores a hacer las maletas en busca de oportunidades. Los que se han quedado, mientras, continúan peleando diariamente contra un sistema que ni siquiera les permite coger unos días de vacaciones. Es el caso de los trabajadores del Animalario de la Universidad de La Laguna (ULL), la única instalación que permanecerá abierta en agosto pese al cierre de la institución académica. Ubicado en el Campus de Anchieta desde hace 12 años, el Estabulario cuenta en la actualidad con cerca de 3.000 animales para investigación, la mayor parte de ellos ratas y ratones, especies cuyo genoma se puede modificar fácilmente. Pero también hay conejos, ranas y cerdos, que se emplean de manera esporádica para ensayos de cirugía cardiovascular y trasplantes.
La responsable del centro es la veterinaria María Rosa Arnau Díaz-Llanos, destaca la importancia de mantener esta instalación abierta, “porque no sólo se trata de animales vivos, sino que en muchos casos se trata de animales únicos, que ha costado mucho trabajo crearlos y mantenerlos”. No en vano, en estos momentos hay 15 líneas de investigación diferentes trabajando en el Estabulario de la ULL. “Aparte de Medicina, Farmacia y Biología, también hay proyectos combinados, como por ejemplo ratonas que se convierten en diabéticas para ver el daño que se produce a las hijas, incluso a nivel psicológico, porque está comprobado que los niños nacidos de madres diabéticas nacen con un leve retraso. Se intenta emular lo más posible las condiciones del ser humano, pero no deja de ser un estudio experimental y de genética básica”, recalca Rosa Arnau.
Pese a que en algunos casos se trabaja con enfermedades infecciosas, como la leishmaniasis, a lo largo de todos estos años se ha producido ningún incidente donde se haya puesto en peligro la integridad de los trabajadores o los investigadores. “Hay momentos muy delicados, como cuando le inyectamos el vector de una enfermedad al animal. Es algo que se hace cumpliendo unos protocolos muy estrictos de seguridad y que habitualmente hago yo como responsable del centro”, recalca la veterinaria.
Junto a ella, 6 biólogos se encargan del cuidado y mantenimiento de los animales y las zonas de trabajo, que poseen unas condiciones de temperatura, humedad e higiene muy particulares y conforme a la legalidad vigente. Entre las acciones que se llevan a cabo en el estabulario de la ULL están la cría y mantenimiento de ratas y ratones; el mantenimiento de conejos, la obtención de hembras de rata y ratón preñadas a diferentes días de gestación, la inoculación extracción y cirugía programada en ratones; la inmunización y extracción de sangre de conejos, la inmovilización y sujeción de animales; la anestesia de animales; el suministro de pienso y viruta, la incineración de animales; la criopreservación de semen de ratón; la fertilización in vitro; y la transferencia de embriones.
El Animalario, que está incluido como servicio del Vicerrectorado de Investigación, también atraviesa problemas económicos debido a la crisis. Con un presupuesto de 40.000 euros anuales, ha tenido que hacer ajustes para adaptarse a la nueva coyuntura y ha visto cómo muchos investigadores abandonaban sus proyectos por falta de fondos. Aun así, cada año renueva sus colonias de animales y está desarrollando sus nuestras propias familias a través del proyecto Esperma, que permite la fecundación in vitro de hembras de rata y ratón.