JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
Al igual que ocurre en la mayor parte de países del mundo (son contadas las excepciones), en Nueva Zelanda las mujeres superan en proporción a los hombres, más o menos, por tres a uno. En las Antípodas, además, esta circunstancia tiene algún que otro matiz digno de mención. No en vano, la sociedad kiwi se siente orgullosa de ser el primer país del mundo que abrió el voto a las féminas, el 19 de septiembre de 1893. Ello ha conferido a sus mujeres una distinción, que ya quisieran para ellas las primeras damas europeas. De hecho, la imagen de Kate Sheppard, la heroína del movimiento sufragista femenino aparece incluso en el billete de 10 dólares neozelandeses. Tras muchos años de lucha, esta precursora de los derechos de la mujer alzó precisamente un 8 de marzo la pluma con la que se había firmado el proyecto de ley que revolucionaría el sistema político de su país. Seis meses después, el 65% de las mujeres mayores de 21 años votaron en sus primeros comicios generales.
La influencia de Sheppard no sólo supuso un antes y un después en el feminismo mundial, también marcó a las generaciones venideras, hasta el punto de que una de las becas universitarias más importantes del país lleva su nombre, ofrece una dotación de 2.500 dólares y a ella sólo pueden aspirar “graduadas neozelandesas que quieran desarrollar su potencial cursando estudios de postgrado, o realizando proyectos de investigación o prácticas en disciplinas que aporten valor a la comunidad”. El protagonismo de las chicas en las Islas, no obstante, va más allá. Así, en varios periodos legislativos en las últimas dos décadas todos los puestos constitucionales clave han estado ocupados por mujeres, incluidos los de primer ministro, fiscal general del Estado y reina maorí, la respetada Te Arikinui Dame, que gobernó durante 40 años el trono Kingitanga, el movimiento nacional indígena.
Esta curiosa hegemonía podría quedarse aquí, pero todavía hay un dato más significativo si cabe. Y es que mucho antes de que José Luis Rodríguez Zapatero se inventara en España el departamento de Igualdad, los kiwis ya tenían su Ministerio de Asuntos de Mujeres, que por ejemplo puso en marcha un periodo de maternidad pagada de nueve meses de duración. Creado en 1984, es el órgano más pequeño del Gobierno, con una plantilla de menos de 40 personas y un presupuesto anual de sólo 4,7 millones de dólares. Dirigido por Rowena Phair desde julio de 2010, es el principal órgano asesor del Ejecutivo sobre cuestiones relativas a la promoción del bienestar de las mujeres.
“Las mujeres tienen opciones reales y el uso de sus fortalezas para maximizar el éxito social y económico”, explica a La Información un portavoz del Ministerio, que trabaja en estrecha colaboración con todas las entidades del sector público, los colectivos de mujeres maoríes iwi, hapu y whanau, grupos de mujeres, organizaciones no gubernamentales y organismos internacionales. Además, ofrece candidatas para las juntas sectoriales y comités femeninos estatales y establece las bases legales de la conciliación laboral y familiar. “Tenemos un Plan de Acción que proporciona los medios necesarios para coordinar los esfuerzos de una serie de organismos en relación con las diferentes áreas, como salud, educación, empleo y seguridad de las mujeres”, agregan las mismas fuentes.