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Cañadas – Por Juan Carlos García

   

En las largas horas de sol de este agosto, que se desliza hacia su último tramo, la vida de los que transcurrimos por él se antoja en ocasiones asfixiante, independientemente de si las temperaturas superan los cuarenta grados o de si se fluctúan por la veintena. Con un sinfín de misiones locales, nacionales e internacionales sin resolver. Con prepotentes divagaciones sobre guillotinar derechos laborales consolidados a través del último siglo. En estas largas horas de sol de este último tercio de agosto hay quien marcha por caminos sinuosos. Hay quien avanza por sendas intrincadas. Hay quien deambula por desfiladeros vedados. Hay quien pasea por rondas vecinales. Hay quien ataja por travesías expeditas. También hay personas que recorren ramblas congestionadas. Vagan por calles hostiles. El recorrido por estos últimos días de este mes de agosto y por los meses que le siguen se sitúa en una fase en la que la dependencia de los otros se hace, a menudo, más necesaria. Desde los que acaban de llegar a este mundo o los que esperan llegar en breve hasta los que discurren por él. En las cortas horas sin sol de este agosto la vida se antoja en ocasiones relajante. Anoche, con luna llena, fue una de esas noches propicias para adentrarse en una de esas maravillas de la naturaleza que encierra Tenerife. Allá, por encima de los 2.000 metros de altitud, espera uno de los senderos más emblemáticos del Parque Nacional del Teide: la ruta de las Siete Cañadas. Cada una de ellas con su nombre. Nombres que parecen seguir el vaivén de la actualidad de esta sociedad canaria y mundial. Entre ellas, se encuentran la Cañada de las Pilas. Le sigue la Cañada de la Angostura. A esta, la de la Grieta. A continuación, la Cañada del Montón de Trigo. La última, la Cañada del Capricho. Se trata de un perfil de escasa dificultad. Sin embargo, desconozco qué tipo de perfil pueden adoptar las angosturas y las grietas que sortean a diario miles de personas, los montones de trigo que intentan reunir a diario miles de personas y los caprichos de algunos que a diario deben aguantar miles de personas.