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Chiquitas chiquilladas – Por Fran Domínguez

   

Resulta una obviedad, pero por lo visto se supone que no lo es para algunos… Los valores democráticos se ejercitan desde los propios partidos que participan de los principios de un sistema a priori igualitario y participativo. Si una formación política que declara a los cuatro vientos su consideración democrática per se y luego no la ejerce y no la alienta -hay organizaciones más proclives al dedismo que a las propias urnas en su funcionamiento interno, pero eso es harina de otro costal-, pues poco podemos hacer. Apaga y vámonos, que diríamos por estos lares. Estos días se habla de varios miembros de Nuevas Generaciones del PP de la Comunidad Valenciana que se han fotografiado exhibiendo símbolos fascistas y preconstitucionales -todo un eufemismo- haciendo el saludo romano o a la romana -como quieran llamarlo- y demás cafradas propias de otros indeseables tiempos. Lo que realmente molesta, por lo menos al que suscribe, es la duda ante la evidencia y en la capacidad de algunos, en este caso dirigentes del PP levantino, de justificar estos hechos calificándolos de meras chiquillerías, rebajando la gravedad a la condición de acto pueril, inherente a los efluvios de la párvula inconsciencia. Si un miembro de una organización política, tenga 20, 40 o 70 años -recordemos al bocazas del alcalde de Baralla-, lleva a cabo comportamientos alejados de los valores y de la coexistencia democrática, entonces que asuma sus consecuencias y no se intente suavizar su conducta equiparándola a una simple chiquillada. Así de claro, sin ambages ni tutías, sea de derechas, de izquierdas, de arriba o de abajo. Da igual que venga del PP, PSOE, IU, CC, UPyD o el partido de Federico de los Palotes -que lo mismo existe y no nos hemos enterado-. Por lo pronto, Nuevas Generaciones ha abierto un expediente informativo, “que se aplica a los posibles casos que puedan suponer una actuación contraria al ordenamiento jurídico o vayan contra los estatutos de la organización”, lo que podría conllevar desde la expulsión temporal a la definitiva. Desde luego, estas acciones quedan bastante lejos de ser chiquillerías porque si se permiten bajo el paraguas de una formación democrática algo estamos haciendo mal, realmente muy mal…