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Coincidencia en el castigo – Por Victoria Lafora

Desde un formato tan poco serio como inusual, su blog, el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Olli Rhen, se suma al consejo del FMI de que los trabajadores españoles deben bajar sus salarios un 10%. Cuando lo dijo Christine Lagarde ya saltaron las alarmas y más cuando que la recomendación era producto de una fórmula empírica sacada de unas hojas de cálculo. Ambos dirigentes económicos parecen haber olvidado que los trabajadores españoles ya han visto recortados sus salarios, primero por la vía de los despidos y después por la congelación de los convenios colectivos. Ni un blog ni unas hojas de cálculo son el mecanismo más adecuado para imponer nuevos recortes a la población. La merma de los salarios se ha venido produciendo desde 2007 y en porcentajes que supera con creces ese 10% que ahora reclaman dos miembros de la troika. En sus recetas no se habla de ese préstamo que hicieron a las entidades financieras españolas, llevadas a la quiebra por el mangoneo de unos rectores colocados a dedo por los presidentes autonómicos de turno, y que iba a servir para que fluyera el crédito. El Gobierno de Rajoy ya ha reconocido que el “préstamo” se ha convertido en “regalo” porque los españoles no recuperaremos jamás ese dinero. El caso es que el crédito no llega a las medianas y pequeñas empresas y así no se puede crear empleo, por mucho que los salarios caigan al nivel de los años cincuenta del pasado siglo. Resulta por otro lado sorprendente que se alabe, tanto desde el FMI como desde la Comisión, los supuestos beneficios de la última reforma laboral, cuando que sus previsiones hablan de que no creará empleo hasta dentro de tres o cuatro años. Entre sus incongruencias cabe citar también el mea culpa por los devastadores efectos de su exigencia de recorte del déficit. Resulta increíble que ahora recomienden añadir un castigo más a una población harta de recortes de derechos, con seis millones de parados, con la mayor desigualdad social alcanzada nunca, y con unas expectativas de mejora tan etéreas como sus hojas de cálculo. ¿Sabe la elegante Lagarde, que gana 325.000 euros netos, ya que se subió el salario un 11% al poco de llegar al FMI, que en España ser “mileurista” se ha convertido en un lujo al alcance de pocos? ¿Conoce el comisario europeo que la desnutrición infantil comienza a ser un severo problema en España, uno de los miembros de la eurozona? Menos mal que en su desenfadado blog, que comienza con una canción, se pone como ejemplo a Irlanda y a Letonia (países cuyo tamaño y economía no tiene nada que ver con el nuestro) y no recomienda seguir las pautas del mercado laboral chino tan admirado ahora por los nuevos conversos del capitalismo galopante. Lo malo es que si ya están de acuerdo dos de las tres patas de la troika, pronto se sumará el BCE y Rajoy se verá “obligado” a obedecer, dando una nueva vuelta de tuerca a las penosas condiciones impuestas por la reforma laboral.