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Bromas y veras – Por Juan Carlos García

A la vorágine que caracteriza la entrada en cada mes de septiembre en los diferentes ámbitos de la sociedad se le suma en esta primera semana peldaños de incertidumbre. El polvorín sirio lleva días con la mecha encendida. El futuro de Merkel como canciller de Alemania está en juego. La picaresca instalada entre Gibraltar y Sotogrande (Cádiz) deja entrever la picardía institucional. El gobierno catalán prepara su desafío a favor de un referéndum por la autodeterminación de aquel territorio. Las cuentas reales (de la Casa Real) cuentan como irreales a ojos del ciudadano. El presidente boliviano, en la misma Moncloa, le tranquiliza a Rajoy: “Los indígenas no somos vengativos”. Quizás la afirmación de Evo Morales habrá hecho reflexionar a más de uno. En el plano deportivo, son horas de fútbol, de baloncesto, de ciclismo y de Juegos Olímpicos. En Canarias se muestra cada vez más tangible ese temor recreado en un chiste de chinos: “Chin-Lu y Chin-Agua”. Que les pregunten sobre los apagones a los residentes en La Palma, entre los que también se encuentran súbditos de aquel país asiático; y sobre las condiciones del agua potable, en ocasiones, a los habitantes del norte de Tenerife. En Canarias, aunque los escalones de la desconfianza se encuentran muy asentados, también surgen pequeñas válvulas de escape. El primer descenso del paro en un mes de agosto en Canarias desde 2000 genera ciertas dosis de optimismo. Sin embargo, estimado lector, yo no echaría voladores. La cifra de 4.294 canarios menos en las listas del desempleo contrasta con el recorte cosechado en el cómputo nacional. 31 parados menos. Ni uno más ni uno menos. La comunidad científica canaria se encuentra de enhorabuena. Al parecer, se han hallado en aguas de La Graciosa fósiles correspondientes al tiburón más grande que haya existido: el megalodón, de hasta 20 metros y 100 toneladas. También han dado con piezas de otros tiburones: el paratodus y el cosmopolitodus. No se ría. No es broma. Tiburones de grandes proporciones sortean a diario tanto el mar como la tierra canaria. Y estos no están extinguidos. La megalomanía de estos megalodones no tiene parangón en la fauna actual.