El relevo en el día de ayer del que ya parecía casi eterno presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación en la provincia tinerfeña, que hasta hace nada era Ignacio González, con 16 años consecutivos en el cargo, desveló, sin que se quisiera, algo muy serio que hasta ahora la dirección de esa institución había conseguido ocultar: que en el seno de la organización regida por empresarios existía una especie de crisis de gobierno. Parecía que todo iba bien, pese a las dificultades económicas, muy serias, pero esa no era la verdad, que así se ha visto ahora, y con nitidez, tras el proceso de relevo del ya expresidente de la Cámara tinerfeña Ignacio González por el nuevo jefe de filas en este organismo de corte empresarial, que es, ¡atención!, José Luis García, también el casi único responsable de la patronal Femete y persona que antes era uno de los seis vicepresidentes de la citada institución, en su caso como empresario que previamente integró la plancha electoral concebida en su día por Ignacio González. García, que ayer se mostró satisfecho con el otro cargo institucional que ya suma a tantos otros en representación de los empresarios tinerfeños, fue la sorpresa del día, pues lo que estaba previsto y había dejado escrito y preparado el expresidente González era que fuera Ángeles Palmero, mujer, la que lo sustituyera en la cumbre. A Palmero, tal y como dictaron fuentes oficiales, no le gustó eso de ser la única propuesta por el entonces presidente, lo que garantizaba su elección sin sobresaltos, y prefirió la fórmula más democrática de votar, para lo que se tuvo que señalar a su contrincante. Y fue entonces cuando saltó la ¡sorpresa!: la persona que iba a ser no fue y el segundón, dicho con cariño, se convirtió en el nuevo rey. Palmero salió pitando y, con ella, otros tres vicepresidentes de los seis, todos de la lista que quiso oponer (al final hubo plancha de consenso) a González el desaparecido desde hace tiempo, al menos en la Cámara, Modesto Campos. Así que se puede decir que el cemento era González, y que, ido este, la fractura se terminó de abrir. La crisis era latente y el reemplazo del jefe no hizo más que alumbrarla. La Cámara no tiene como financiarse y eso espanta.