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El juez y Lasquetty – Por Rafael Torres

Con esto de la judicialización de la política española se ve que los jueces tienen, en general, más estudios. O que los han aprovechado más. También se observa mayor sentido común en los magistrados, y hasta más y mejor sentido político que los políticos, por mucho que tal cosa, imprescindible en quienes han de juzgar los pleitos de la polis, sulfure a ese tal Lasquetty, último eslabón de la inquietante estirpe de los consejeros de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que pretende enajenar unos cuantos hospitales del sistema público de salud en beneficio de una multinacional portorriqueña, es decir, norteamericana. A Lasquetty, cuyo aprecio por la conservación y mejora de los bienes públicos debe ser parecido al que uno tiene por las carreras de balandros, por el bagaje cultural e intelectual de Rajoy o por el ruido de las motos, le ha dado un buen tirón de orejas el último juez que, a través de un auto impecable, le ha salido al paso en su delirante propósito de entregar los hospitales públicos a unos señores para que ganen dinero, so capa, eso sí, de que con ello los madrileños se van ahorrar muchísimo. ¡Como no sea en años de vida! Pero a lo que íbamos, que ese juez le ha dicho no sólo que es quimérico esperar ese supuesto ahorro con la privatización, sino que emperrándose en ésta no hace Lasquetty sino acreditar su impericia y su incompetencia en la gestión de lo público que le ha sido encomendada. A todos, salvo a Lasquetty y a sus pares, se nos ocurren maneras de ahorrar en gasto sanitario, si es que hay que ahorrar en eso y no, sin ir más lejos, en Lasquettys, que mandándolos a su casa nos ahorraríamos lo mucho que cuestan. Pero la principal manera de ahorrar en sanidad sin empeorar el servicio es ponerse menos enfermo, esto es, vivir mejor, más sano, más respetado, más libre, evitando los salarios de hambre, el trabajo esclavo, la angustia devastadora del paro, el saqueo de la corrupción…