Leemos con preocupación los presupuestos del Estado para Canarias; más allá de las lamentables diferencias en inversión por habitante y año para nuestra comunidad autónoma, con relación al resto de los habitantes del Estado, nos preocupa de manera significativa cómo tratan las partidas presupuestarias el capÃtulo del agua para las Islas. De todos es conocido el déficit histórico que ha tenido el Estado con Canarias en este capÃtulo, situación que ha sido corregida con el ahorro popular de los canarios a lo largo del s. XX, ya que en este periodo se han construido más de 4.500 pozos y más de 1.400 galerÃas, superando tales obras los 2.000 km (valga como referencia que un metro de galerÃa cuesta en estos momentos más de 2.000 euros). Esta situación corrigió a lo largo del s. XX gran parte de la orfandad que nos habÃa dejado la administración de Madrid y una naturaleza poco agraciada en cuanto a los recursos hÃdricos. De tal manera que aún hoy, más del 80% del agua que mana de los grifos de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro procede de nuestros pozos y galerÃas. Situación que se producÃa también la isla de Gran Canaria hasta hace apenas veinte años; no olvidemos que la media de agua por habitante en España supera los mil metros cúbicos, mientras en Canarias no alcanzamos los trescientos metros cúbicos.
Hoy estamos en otra época histórica, la iniciativa privada apenas invierte en galerÃas y pozos, quedándose en el mejor de los casos en el mantenimiento de las actuales instalaciones. Los acuÃferos en muchos casos están sobrexplotados, de tal manera que en Tenerife las galerÃas han pasado en un corto periodo de tiempo, de 6.300 litros por segundo a 3.340 litros en el 2010, situación similar ocurre en Gran Canaria, en la que la salinización de los pozos es un hecho lamentable. Ante este panorama insistimos en que la problemática del agua en Canarias es un problema de Estado, ya que las demandas urbanas, turÃsticas y agrarias superan los quinientos hectómetros cúbicos por año, y la iniciativa privada que antaño resolvió coyunturalmente las carencias de dicho momento hoy carece de recursos y capacidad para buscar alternativas en nuestro maltratado subsuelo. En Gran Canaria y en las islas occidentales se pasó de cultivar 8.000 hectáreas de regadÃo en 1909 a superar las 40.000 en 1965. Por otra parte, los consumos urbanos mejoraron de manera significativa, pasando de treinta hectómetros cúbicos en 1930 a más de 250 en el 2010, disponiendo de agua corriente el 99% de la población canaria.
Si bien en la PenÃnsula se han construido infraestructuras importantes para atender las demandas urbanas, agrarias e industriales, parece lógico que tal problemática en las islas no se pueda resolver ni en el plano individual ni en la administración local. Por ello, la polÃtica de combustibles, energÃas alternativas, plantas desaladoras, etc., son obras de gran envergadura que requieren una participación pública, con una planificación de usos de los recursos, en los que tanto la desalación como la reutilización de las aguas urbanas nos permita resolver un tema de alto calado, tanto para la calidad de vida de la población como para el turismo y la agricultura. En este plano, entendemos que las primas a la desalación, la potenciación de energÃas alternativas con tales fines, asà como la construcción de depuradoras y canalización de aguas residuales son temas clave en el futuro de esta tierra. Nos parece lamentable que en el capÃtulo de obras públicas para Canarias las referencias a dicha situación sean testimoniales, en la que no entendemos las razones de la llamada crisis, puesto que las partidas destinadas al AVE siguen siendo importantes, mientras aquà la desaladora de Granadilla y FonsalÃa, o los problemas en la depuración de aguas en Gran Canaria, en Lanzarote, Fuerteventura y Tenerife continúan en el congelador. Esto no es un tema de color polÃtico, de oposición o de gobierno, es el to be or not to be, el ser o no ser de Canarias en los próximos años.
Esperemos que los actuales presupuestos sean enmendados con la lógicas y razonables necesidades para los habitantes de esta tierra.