La RefinerÃa Cepsa lleva parada dos meses por la difÃcil situación del mercado del petróleo. La primera consecuencia ha sido que el sector industrial de Canarias se desplomó el mes pasado el 25%. ImagÃnense si cierra y se va definitivamente de Tenerife. Habrá que multiplicar esta cifra por cinco y sus consecuencias, no repercutirán solo en la industria de las Islas, si no en toda la economÃa. En el empleo, en el tráfico portuario (solo Cepsa maneja en Tenerife el 40%) en el comercio y hasta en el presupuesto del propio Ayuntamiento de Santa Cruz que ahora, a las puertas de las elecciones, les viene muy bien ponerse del lado de los que se alzan con la bandera de la demagogia para defender lo fácil. Soy consciente de que ésto es lo más sencillo. Cepsa contamina, provoca polución, y hasta hay informes que dicen que, en los momentos de máxima producción, aumentan los ingresos hospitalarios por problemas respiratorios. Entendiendo que debe subsistir una combinación ideal entre el desarrollo económico y la defensa del medio ambiente y la salud, yo prefiero apostar por defender el progreso y crecimiemto económico de Canarias. Rechazo el no por defecto y me inclino por el debate serio y riguroso, fuera de criterios demogógicos que no ayudan en nada al desarrollo de las Islas. La RefinerÃa, nos guste o no, es la mayor empresa en volumen que tiene Santa Cruz. PodrÃa abrirse el debate sobre si su ubicación es la idónea o no. Para mi no. Pero es la que es. Lleva ahà toda la vida. Cepsa aporta solo al Ayuntamiento capitalino millones de euros en impuestos. El entramado de empresas que están alrededor de esta industria petrolÃfera hacen lo mismo. La cuestión en este punto no es si la RefinerÃa contamina o no, sabemos que cualquier industria de este tipo no es precisamente ecológica (los coches también contaminan y los usamos), o si está bien o no situada. La cuestión es lo que perderÃa económicamente la ciudad con su cierre o traslado. Seguramente Santa Cruz serÃa una capital más ecológica. Pero el presupuesto del Ayuntamiento se verÃa reducido, siendo generosa, casi en un 25%. ¿Puede la capital soportar esto? ¿Como suplirÃa la Corporación local este descenso del presupuesto? ¿VÃa impuestos? En una situación de crisis como la actual no creo que sea una gran estrategia polÃtica reducir voluntariamente el presupuesto de un Ayuntamiento porque, al final, esta reducción repercutirá en todos los servicios municipales. Y esto no es demagogia.
@MariaFresno72
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