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Democracia y cercanía – Por Claudio Andrada Félix

   

La anunciada reforma de las administraciones locales, o lo que traducido al lenguaje “recortista” del PP significa 3.500 millones menos para los municipios, es un ataque frontal al modo de gestionar los asuntos de los ciudadanos con la mayor proximidad posible. Es en época de crisis cuando los Servicios Sociales y la atención a los más desfavorecidos presentan urgencias que parecen no entender o no interesarles defender a los representantes del PP en Canarias. Hasta ahora, solo se han escuchado voces complacientes del PP en las Islas con respecto a la ley que entrará en vigor el 1 de enero, si la gestión de las enmiendas a la totalidad de la ley y las reuniones de los alcaldes “no populares” no consiguen frenar un atentado en toda regla contra la autonomía municipal. La inmediatez con la que familias enteras entran en el delgado embudo de la exclusión social es tan feroz, que no se entiende la voracidad con la que el Gobierno pretende acaparar los recursos destinados a las mismas. Hablan de racionalizar el gasto y evitar duplicidades, pero la realidad es que las únicas duplicidades que de momento sabemos son aquellas que tienen que ver con los sobresueldos y el macrogasto del Estado. Las administraciones municipales solo concentran el 4% del total de la deuda de las administraciones públicas, por lo que lo razonable no parece ser recortar sus funciones de asistencia casi inmediata a la ciudadanía. Esta reforma solo augura una nueva batalla a dar en todos los foros; eso sí, en Canarias no contemos con los representantes populares, que siempre son muy respetuosos con los designios de su partido en la Villa y Corte y absolutamente insensibles con la dificilísima situación de las más de 150.000 familias que en Canarias se sitúan por debajo del umbral de la pobreza. El simple hecho de alejar aunque sea un día la gestión de una ayuda imprescindible no tiene perdón alguno; pero encima defender los presupuestos generales del Estado para Canarias y argumentar que la reforma de las administraciones locales es positiva son dos sarcasmos propios de quienes están muy alejados de este archipiélago atlántico y sus necesidades más perentorias.