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“En este país hemos confundido dar un cachete con el maltrato”

   

JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
Foto: DA

Foto de archivo de Emilio Calatayud Pérez. | DA

Foto de archivo de Emilio Calatayud Pérez. | DA

Decidió que jóvenes que infringen las leyes de tráfico acompañen a las patrullas que vigilan las carreteras; obligó a niños bien a servir a indigentes; condenó a un delincuente analfabeto a aprender a leer. El juez Emilio Calatayud Pérez se dio a conocer por las peculiares sentencias que impone a los que jóvenes que delinquen. Nacido en Ciudad Real (1955), ejerció en Güímar en los años 80 y ahora es juez de menores en Granada. Este fin de semana ha participado en el Congreso Nacional de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria, que se ha celebrado en Las Palmas.

-En su conferencia disertó sobre el aumento de los casos de violencia filio-parental. Un 25% de los casos juzgados en menores hoy día se deben a este tipo de violencia. ¿Es tan preocupante la situación?
“Sin duda. La violencia de hijos hacia sus padres es un delito que está subiendo como la espuma, y nos tiene muy preocupados y atareados. Además, se está dando mucho en familias de clase media y media-alta, y se han incorporado últimamente las niñas. Las cifras están en un 40-45% de chicas, por un 55-60% de chicos”.

-No se puede decir que la educación tenga nada que ver…
“Más bien yo creo que lo que falla es que los padres no saben poner límites ni decir “no”. No se habla de deberes de los niños, sólo de sus derechos, y también hay muchos padres que les consienten todo; y eso hace que los propios chavales puedan llegar a perder el control, sobre todo hoy en día, donde además hay muchas causas añadidas, como el inicio temprano en el consumo de alcohol, drogas… Todo esto nos lleva a una situación desesperada para algunos padres, porque los niños se están convirtiendo en los sheriffs de la casas, y si no se hace lo que ellos quieren se comportan de manera violenta”.

-¿Está preparado el sistema judicial para dar respuesta a este tipo de casos tan complejos?
“Los padres han perdido toda la autoridad, por eso la justicia debe dar respuesta a ese problema. Hoy en día, la mayor parte de esos chicos se puede reconducir, aunque todavía existen muchas contradicciones legales a la hora de abordar estas situaciones”.

-¿A qué se refiere?
“En este país hemos confundido dar un cachete con el maltrato, e incluso se ha modificado el artículo 155 del Código Civil, en el que se decía que los padres podían corregir razonable y moderadamente a sus hijos. Ahora, los padres están un poco desamparados, porque los hijos conocen muy bien sus derechos pero se les habla poco de sus deberes, y eso hace que se crezcan. Pero la justicia tiene mecanismos para resolver estos problemas, y se está actuando correctamente”.

-Canarias es una de las comunidades donde hay más menores en desamparo, muchos de los cuales han sido entregados por sus propias familias, bien por su conducta violenta o por razones económicas. ¿Qué opinión le merece?
“También es una forma de evadir las responsabilidades que tienen como padres. Es verdad que tienen este mecanismo de defensa, acudir a la Comunidad Autónoma para que se haga cargo de él y asuma la custodia. Es una situación delicada, porque por ejemplo la ley ha desautorizado a los padres, mientras que la Ley Penal del Menor les exige una responsabilidad muy grande; por eso, es necesario establecer unos criterios comunes. Por ejemplo, la enseñanza es obligatoria sólo hasta los 16 años. A partir de esa edad, ¿cómo puede obligar un padre a su hijo a que siga estudiando? ¿cómo puedes impedir que salga a las 12 de la noche a la calle? Sin embargo, la ley te exige que respondas por él, por lo que hace. Hemos pasado de un extremo a otro y estamos pagando las consecuencias. Los chavales han hecho abuso de sus derechos y dejación de sus deberes”.

-En ese ámbito doméstico, hay una línea muy fina entre el joven que agrede a sus padres y el que se puede convertir en un delincuente, o incluso en un asesino, ¿no cree?
“Puede ser. También, sobre todo en el caso de matrimonios separados, si el padre ha sido un maltratador, el hijo suele copiar los comportamientos del padre. Se están dando mucho casos en los que los hijos agreden a sus padres por pérdida de autoridad de estos, por consumo de drogas, etc, pero también porque los padres han sido maltratadores”.

-¿Y en el caso de hijos adoptados?
“También hemos observado algunos problemas, e incluso se están devolviendo a los servicios sociales a hijos que han sido adoptados, tanto nacionales como extranjeros; pero no sólo por el hecho en sí de la adopción, sino por los mismos motivos de pérdida de autoridad de los padres”.

-En la orilla opuesta, en Canarias hemos asistido recientemente a varios casos de pederastia, en los que el sistema judicial ha respondido con lentitud. ¿Qué le parece?
“La Justicia camina más lenta que la sociedad, y muchas veces se regulan cosas cuando se ha producido ya el hecho. Pero suelen ser casos muy complicados, y no se puede generalizar. Tenemos un sistema que es bueno, pero también es muy garantista, y eso lleva consigo que la instrucción y las investigaciones sean muy lentas, para cubrir todas las garantías. El menor es una figura legal compleja, porque no sólo puede ser víctima, sino que también puede ser autor de delitos.

-Como experto jurista, ¿qué le parecería que un acusado de pederastia diera clase en un colegio?
“Se trata de decisiones muy difíciles de tomar, porque siempre hay que llevar hasta las últimas consecuencias la presunción de inocencia. Hay que individualizar cada caso y estudiar bien todos los hechos y sus repercusiones”.