Esquivando obstáculos – Por César Martín

A veces el día empieza vacío de esperanzas y las cosas van de mal en peor”. Así comienzan las palabras e imágenes de Shaun Tan en El árbol rojo. Y es que hay días que comienzan así. No sabemos por qué pero intuimos, casi como un presagio, que las cosas no irán bien. La existencia es tan compleja. Intentamos vencernos a nosotros mismos, no dejarnos llevar por esta extraña sensación; cuidamos la estrategia, sacamos la sonrisa y alguna frase hecha para sobrevivir.

Todo lo posible para no aflojar en la lucha. Pero el día continúa inexorable. Inmerso en él atiendo trabajo, quehaceres, burocracia inútil y trayectos en colas interminables. Ya acumulo la treintena de wasaps, diecisiete notificaciones y tres solicitudes de amistad de Facebook. Todo eso queda pendiente mientras tuiteo y retuiteo. Cuesta mantener un perfil en la maraña virtual que hemos creado. En la red da igual si te caes a pedazos por dentro, debes proyectar siempre una imagen positiva. Si no se te ocurre nada puedes colgar el video de algún gato haciendo el payaso, eso siempre queda bien. O al menos es lo que algunos creen. Recibo llamadas mientras me entra un aviso del buzón de voz. No hay respiro. Gastamos demasiada energía en atender asuntos que nos dejan secos. No aportan ningún crecimiento.

Es la sensación de no saber transitar por este mundo. Buscar un sentido no es fácil, esto va demasiado deprisa y el tren no para en ninguna estación. Comienzas a acumular más recuerdos que esperanzas y te sientes más viejo. Ves que todo cambia y sin embargo hay cosas que no cambian. Acabo el día y escucho La maza de Silvio Rodríguez, “si no creyera en la locura (…) si no creyera en mi camino (…) qué cosa fuera corazón, qué cosa fuera”. Menos mal que hay cosas que me mantienen en pie, porque hay días que pareciera mejor no levantarse.

@cesarmg78