X
bienmesabe > Miguel L. Tejera Jordán

Incívicos – Por Miguel L. Tejera Jordán

   

Leo en DA que el Ayuntamiento de Santa Cruz va a aprobar nueva normativa para luchar contra el incivismo. Nada que objetar a que se regulen aspectos no contemplados en las viejas ordenanzas. O que se reúna en un texto refundido el compendio de las ya existentes, con nuevos ángulos de un viejo problema. Pero, ojito con lo que se hace y, muy especialmente, con lo que no se hace. Y lo que no se hace es cumplir con lo que ya está regulado, de modo que de nada sirve que generemos nueva literatura, e inflemos el boletín oficial de la provincia con decretos de la alcaldía que posteriormente no sirven para nada, porque nadie se toma la molestia de que los reglamentos se cumplan. Y así nos va en esta vida. Ejemplo: hace unos años se aprobó la ordenanza de tenencia de perros peligrosos, pero por las ramblas, los parques y las calles, sigue habiendo canes potencialmente agresivos, que circulan sin bozal y sin la correa corta exigida. Y no veo que la policía pare a los dueños, les pida el DNI y les sancione por desobediencia. O por poner en peligro la vida de las personas, entre ellas los niños, los más vulnerables. También espero que el alcalde no caiga en la tentación de “madrileñizar” Santa Cruz, sancionando a mendigos como pretende la alcaldesa facha de doña Ana Botella de Aznar. Los mendigos no tienen dinero para pagar ninguna multa, dado que no lo tienen ni para comer. Por tanto, extender la mano aguardando unas monedas no es señal de incivismo, sino de hambre. A menos, claro está, que hablemos de las mafias organizadas de quienes controlan a una legión de pedigüeños en las afueras de los centros comerciales, que este sí que es otro cantar.

Yo creo que, en lugar de aprobar nueva normativa, bastaría con hacer cumplir la existente. Enumeraré algunas conductas reprochables en cualquier ciudad del mundo.

A mi juicio se debe perseguir y multar a quien arroja colillas o chicles, o escupe gallineros de mocos verdes en el suelo. A quienes pintarrajean fachadas de edificios públicos y privados o puertas de los garajes. A los que orinan en la vía pública o no recogen la mierda de sus perrillos. Y me ocuparía que, delante de los semáforos, no se jueguen la vida o provoquen un accidente los limpiaparabrisas o los vendedores de pañuelitos, pero sin necesidad de multarles.

También sancionaría al concejal Hilario Rodríguez, por fumar sus puros en los despachos municipales o por tirarlos, cuando los ha consumido, sobre el césped del jardín que tiene más a mano.

Bueno… En verdad le sancionaría, simplemente, por lo apestosos que resultan sus puros…