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Paisajes idílicos – Por Ramiro Cuende Tascón

   

En Bután, un lugar diferente por sus paisajes, sus gentes y su forma de entender el valor de la existencia. Les importa el PIB (producto interior bruto), pero en relación a la FIB (felicidad interior bruta), una idea novedosa. La materia prima en este curioso país se mide mediante un cuestionario que responderán los ciudadanos butaneses cada dos años. La primera encuesta se realizó entre diciembre de 2007 y marzo de 2008. Un total de 950 ciudadanos de todo el país respondieron a un cuestionario con 180 preguntas agrupadas en nueve dimensiones; bienestar psicológico, uso del tiempo, vitalidad de la comunidad, cultura, salud, educación, diversidad medioambiental, nivel de vida, gobierno. Algunas preguntas del cuestionario: “Definiría su vida como: a) Muy estresante, b) Algo estresante, c) Nada estresante, d) No lo sé”. “¿Ha perdido mucho sueño por sus preocupaciones?”. “¿Ha percibido cambios en el último año en el diseño arquitectónico de las casas de Bután?”. “¿En su opinión, cómo de independientes son nuestros tribunales?”. “¿En el último mes, con qué frecuencia socializó con sus vecinos?”. “¿Cuenta usted cuentos tradicionales a sus hijos?”. ¿Qué pasaría si se hiciera en nuestra tierra en el supuesto de que respondiéramos con la libertad debida y, sin miedo al qué dirán? Creo que el FIB canario nos sorprendería. Creo que es obligado cambiar el paso, desde el respeto a los sesudos que escudriñan entre las leyes para sacar la mejor nota de la clase. Administrar -legislar- versus gestionar, así no se puede, el modelo está caducando por minutos. No se puede abandonar y poner en manos de personas matemáticamente débiles la convivencia ciudadana. Planificar no puede ser tan solo sumar y restar, hay que hacerlo pero con mucha más pasión de la que nos tienen acostumbrados. Ni hay que reglarlo todo, al territorio me refiero, hasta encordarlo como si fuera de una raqueta de tenis, ni hay que formularlo inframatemáticamente para que todo cuadre. Esta historia que tiene que ver con el paisaje de la vida, en el que nos relacionamos, no puede seguir ni un minuto más supuestos paisajes idílicos, porque ni lo son ni existen. Los que anhelamos son paisajes vividos, probados, historia de la historia, lo nuevo solo por el hecho de serlo no es sublime, incluso en ocasiones es peor. No existe el santo grial y menos el del territorio o del paisaje, los que lo buscan se pierden entre leyes y más leyes. No lo olvide, sin emoción no hay sueños.