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Penas – Por Juan Carlos García

   

La hemos escuchado en numerosas ocasiones y la hemos pronunciado en otras tantas. “¡Que se pudra en la cárcel!”. Esta es la frase tan repetida para referirse a todo aquel condenado por delitos tan atroces como asesinatos o violaciones, como tráfico de drogas o de personas, entre otros. Las leyes penales españolas no contemplan, hasta ahora, para el condenado una pena que le prive de libertad de por vida. La conocida como cadena perpetua. Hace treinta años, a comienzos de los años 80, los terroristas de ETA asesinaban y también eran detenidos. Eran sentenciados a decenas de años de cárcel.

Algunos, a cientos de años, e incluso a miles, por la cantidad de personas asesinadas. Los familiares de las víctimas de ETA exclamaban con ira: “¡Que se pudran en la cárcel!”. La sociedad española entera, o casi entera, también. Treinta o cuarenta años parecía, en aquellos momentos, demasiado lejos en el tiempo. Aquellos asesinos no solo no se pudrían entre las cuatro paredes sino que estaban organizados y contaban con apoyo en el exterior. Cuando hace unos años, por beneficios penitenciarios distintos, comenzaban a cumplirse las penas de aquellos asesinos, la Justicia española activó, con carácter retroactivo, lo que se llamó “doctrina Parot” y de la que usted, estimado lector, ya ha sido ilustrado en estos últimos días. Por la que aquellos presos etarras de los 80 continuaban cumpliendo su condena sin reducción de pena por buena conducta. Los tribunales europeos han echado abajo ese carácter retroactivo y por ello decenas de asesinos de ETA que ya han cumplido con sus penas impuestas comienzan a salir de la cárcel. “Indignación, rabia, ira”. Es la expresión más común entre los familiares de los asesinados por ETA. “No tendrían que salir a la calle”. “Tendrían que estar toda su vida en la cárcel”. Ante el desenlace de esta sentencia europea, y bajo la premisa del rechazo a la pena de muerte, el porcentaje de la sociedad española que firmaría la cadena perpetua para este tipo de delitos aumenta por momentos. El Congreso de los Diputados se encuentra tramitando el nuevo Código Penal, en el que incluye la prisión permanente reversible. Por supuesto, sin retroactividad.