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Sabor de la tierra – Luis de la Cruz

   

La temporada de arrastre concluye hoy en Valle Tabares con la final de la Liga Infantil. Detrás queda un año plagado de éxitos y del trabajo bien hecho por parte de una Federación, que cuenta con un excelente equipo humano, que ha puesto su marca en todo lo que se hace en este deporte.

La crisis ha servido para que todos sacaran a relucir el ingenio. Los guayeros, en la categoría sénior, se han esmerado en el cuidado de sus animales; dedicando muchas horas a los entrenos y a tener una complicidad total con sus animales. Eso se ha notado mucho en las pruebas. Todas han sido espectaculares; culminando con una final en la Casa del Ganadero, que de largo fue la mejor, desde que se vienen organizando este tipo de eventos.

Lo más importante de todo son las personas. Funcionan como una familia y más allá del terrero, donde todos los quieren hacer bien, existe compromiso por mantener el sector primario y consolidar un deporte que ha entrado muy fuerte en el tejido social de Canarias.

Hoy, en Valle Tabares, es el premio a la constancia. A un grupo de jóvenes, que creen en otro modelo de vida. Presente en cada prueba los ejes transversales de la educación, como son la nobleza, la amistad y el respeto por nuestra tierra.

Todo lo que están haciendo no pasa desapercibido para las instituciones y, cada vez, existe una mayor implicación por parte del Cabildo de Tenerife y también por parte del Gobierno de Canarias. Incluso tienen tirón mediático porque es un deporte que vende y, que cada vez más, arrastra masas.

Todavía queda mucho por hacer y que la temporada dure todo el año. Poco a poco y, sin hacer ruido, los rectores de la federación están dispuestos a sacar jugo y rentabilidad de todo tipo a un espacio como es la Casa del Ganadero. La Escuela Insular de Arrastre es muy posible, que en poco tiempo sea una realidad. Puede ser el motor y la gasolina que necesita el sector primario para que la gente de la tierra y los que nos visitan puedan disfrutar del trabajo bien hecho y del valor y la habilidad de unos guayeros, que a medida que pasa el tiempo, son mucho más talentosos.

La final de hoy es para disfrutar. Los que vayan a Valle Tabares seguro que no se arrepentirán: es un espectáculo único.