El centro Arcoiris está dedicado a la educación y el trabajo de discapacitados psíquicos. | SERGIO MÉNDEZ
NORBERTO CHIJEB | Candelaria
Ayúdanos a ayudar es el lema que desde hace cuatro años lleva como bandera la Fundación Candelaria Solidaria, quizás la institución, por su propia naturaleza, más valorada por los habitantes de la Villa Mariana. Una organización sin ánimo de lucro que nació en 2009 y que colabora con diferentes iniciativas en el municipio, entre ellas la gestión del centro ocupacional de disminuidos psíquicos, Arcoiris, en donde 15 personas, de entre 27 y 48 años, reciben cada día enseñanza y además realizan trabajos manuales que le reportan los ingresos necesarios para mantener su educación, en el único recurso sociosanitario que existe en el municipio.
“Se trata de enseñarles para que ellos mismos puedan mantener sus casas”, afirma Patricia Álvarez, gerente del centro Arcoiris. Candelaria Solidaria, cuyos principales patronos son el Ayuntamiento y la Fundación CajaCanarias, aparte de muchos mecenas particulares, tiene como bandera un programa solidario de empleo, origen de la fundación y con el objetivo de generar trabajo para los colectivos más desfavorecidos, sobre todo a raíz de 2011, cuando empezó a desarrollarse una iniciativa que ha dado empleo a más de 50 personas del municipio dentro de los diferentes proyectos que desarrolla la fundación, así como otros 19 trabajadores dentro del marco de los programas temporales con el Servicio Canario de Empleo.
Formación, también
La fundación cuenta también con un área de formación especializada en materias sociosanitarias, con cursos de manipulador de alimentos, intervención psicosocial en discapacidad intelectual o de elaboración de proyectos sociales. Patricia Álvarez destaca que este año la Fundación Candelaria Solidaria ha puesto en marcha una empresa de trabajo específica para personas con discapacidad en el área de limpieza y mantenimiento de jardines y mobiliario de edificios. Pero también, la fundación, tratará de “luchar contra la economía sumergida”, en un sector, el de la discapacidad, “que se ha convertido en un nicho de negocios”, según Patricia Álvarez.