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Solo faltó uno – Por Francisco Pomares

   

Varios centenares de personas se dieron cita el sábado por la mañana, en un ambiente festivo de recuerdo y afecto, al bautizo con el nombre de Adán Martín de la calle que sale del Auditorio, pasa por El Tanque y llega hasta la equina del Centro Comercial Meridiano. Es una calle extraña y destartalada, con zonas aún sin construir, pero con una extraordinaria vista del Auditorio que también lleva el nombre de Adán Martín, sin duda la obra más emblemática de las impulsadas por el que fuera una de los políticos de la democracia que más impacto han dejado en la ciudad y en la Isla.

Nacido en Santa Cruz de Tenerife en 1943, la trayectoria política de Adán Martín se inició en 1979, a la vera de Manuel Hermoso, con quien se convirtió en primer teniente de alcalde de la ciudad desde ese año hasta el 1987. En ese tiempo, y como responsable de Urbanismo, dirigió el PGOU y del Plan Especial de Reforma Interior de la ciudad, el primero de los que se hicieron en España, que permitió salvar de la demolición y la especulación el viejo casco de Santa Cruz de Tenerife. En el 87 se convirtió -sin esperarlo- en presidente del Cabildo, en el que dejó una impronta de 12 años, que compatibilizó durante tres con un acta en el Congreso de los Diputados, a la que renunció para poder dedicarse a tiempo completo a la modernización de la institución insular. De allí saltaría al Gobierno de Canarias, primero como vicepresidente y consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Román Rodríguez y luego, desde 2003, como presidente. Debilitado por un cáncer contra el que peleó durante una década, en 2007 fue sustituido por Paulino Rivero, y murió poco después.

Supongo que para la mayoría de quienes fuimos sus contemporáneos, la de Adán Martín es una biografía archiconocida, y también lo es su verdadero legado, o al menos el más importante -más allá de los edificios, los grandes proyectos y la planificación-, que son los centenares de jóvenes profesionales, formados a su sombra, que hoy trufan como técnicos y como responsables políticos la Administración de esta región, asumen responsabilidades municipales o insulares o contribuyen desde la docencia o la empresa a que esta tierra sea un país mejor.

Todos ellos, los que le siguieron hasta el final o los que se alejaron en los últimos días, para labrarse un camino en la Administración que habría de sustituir la suya, rindieron ayer el pequeño homenaje de su presencia. Todos menos el presidente Rivero, que faltó. Seguro que estabas haciendo cosas más urgentes o más importantes.