El motor económico de Canarias parece que goza de una razonable buena salud a pesar de la profunda crisis económica en la que estamos inmersos. Asà lo dicen los datos de ocupación turÃstica de los últimos meses y las previsiones de reservas para las próximas temporadas. Sin entrar en las razones que explican esos buenos datos, y la necesidad de medidas como las bonificaciones aéreas para reforzar esta tendencia, lo cierto es que es una buena noticia. Sin embargo, para algunos analistas económicos, no hay una correlación entre esos buenos datos del sector y su impacto en la economÃa de las islas, y especialmente en lo que tiene que ver con la creación de empleo. El fenómeno del producto del “ todo incluido “ quizá tenga algo que ver con esa discordancia entre datos de ocupación y creación de empleo y mejora de datos económicos. En este sentido, posiblemente el sector más directamente afectado por esta modalidad de turismo que llena nuestros hoteles pero que tiene un bajo nivel de gasto fuera de las instalaciones de los resorts es sin lugar a dudas el sector comercial del ocio y de la restauración. Lo que se conoce como oferta complementaria. Es indudable que existe una fuerte interrelación entre comercio y turismo que genera, como dice el Consejo Económico y Social de Canarias en un dictamen al respecto, un efecto arrastre mutuo. De ahà lo importante de evaluar el impacto del todo incluido en el comercio especialmente de las zonas turÃsticas. Hoy en una necesidad, ante el estancamiento del mercado interior por falta del renta del consumidor local, captar consumidores foráneos que dinamicen el mercado con un nivel de renta y de gasto superior. De ahà lo esfuerzos entre otros en rentabilizar el turismo de cruceros en las zonas portuarias de Canarias y del impulso que estamos dando desde la Dirección General a las Zonas de Gran Afluencia TurÃstica. Por eso, el aumento de la modalidad del todo incluido requiere tener en cuenta algunas consideraciones que se recogen en el dictamen que he citado. Sin dudas, la integración de las polÃticas de apoyo al comercio en las zonas turÃsticas y las estrategias de desarrollo turÃstico es imprescindible. No podemos continuar dejando a su suerte al sector comercial en estas zonas, y reflexionar sobre el modelo comercial adecuado, pensar bien la implantación de grandes establecimientos comerciales en dichas zonas y fomentar la diversificación de la oferta, bien dimensionada y una apuesta por la calidad inaplazable.