No se trata de una estrategia consensuada y compartida, sino de un emergente tejido de expectativas razonables y activas que tienen su origen en el rechazo de José Miguel Pérez como secretario general del PSC-PSOE, a su estrategia de pactos, a su estilo ausente, despectivo y acobardado de gobernar la federación socialista canaria. José Miguel Pérez es apenas el pálido y silente mascarón de proa de una dirección polÃtica mohosamente oligarquizada y sus principales escuderos han terminado por ser detestados a fondo en sus respectivas islas, como ocurre con Hernández SpÃnola en Tenerife o Julio Cruz en La Gomera. Pérez es un dirigente polÃtico que no alcanzó el 54% del voto en el último congreso regional del PSC y, sin embargo, no ha variado un ápice su actitud hacia las organizaciones insulares, no se preocupa en restañar heridas, reservas o desconfianzas, no practica la más modesta pedagogÃa entre los dirigentes insulares o locales. Él, a lo suyo. Y como no podÃa ser de otra manera, esta ausencia de liderazgo, esta dirección polÃtica enclaustrada y desdeñosa, esta pasmosa inactividad a la hora de renovar polÃtica y organizativamente el PSC, termina pasando factura. El PSC-PSOE está a punto de convertirse en un conjunto de levantiscos reinos de taifas y un espÃritu de rebelión sacude agrupaciones locales y organizaciones insulares. Nadie podÃa imaginar que Anselmo Pestana, un alma polÃtica del marengo más obediente y reglamentario, fuera capaz de semejante golpe de mano, burlando explÃcitamente las instrucciones de la dirección federal. Pero lo ha hecho y cuenta con el apoyo cerrado del 90% de los militantes palmeros. Es muy poco verosÃmil que Pestana no esperase la reacción de José Miguel Pérez y compañÃa. Ocurre, sin embargo, que Pestana está convencido que él sobrevivirá polÃticamente a José Miguel Pérez y sus mariachis. Como la mayorÃa de los socialistas no ha metabolizado los acuerdos con Coalición Canaria, su adversario durante veinticinco años, en ayuntamientos y cabildos. Lo mismo ocurre en Tenerife o Lanzarote, lo mismo, con sus pequeños matices, ocurrió en El Hierro. Las mociones de censura presentadas por los socialistas se convertirán en material explosivo que obligará a Pérez a abandonar el Gobierno autonómico o provocarán un congreso extraordinario antes de las elecciones regionales de 2015. Acabar con los pactos con CC y asà acabar con José Miguel Pérez y, si es necesario, viceversa.