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Colosal, titánico, legendario

   

Celebración por todo lo alto. | S. M. Muchos corredores se fueron sumando durante el recorrido para nunca dejar solo a Darío Dorta. | SERGIO MÉNDEZ Celebración por todo lo alto. | S. M.
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Muchos corredores se fueron sumando durante el recorrido para nunca dejar solo a Darío Dorta. | SERGIO MÉNDEZ

MARTÍN-TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

Parecía una proeza difícil de llevar a cabo, pero si había alguien que pudiera hacerlo, ese era Darío Dorta. Unir corriendo cada una de las siete islas del Archipiélago solo está al alcance de muy pocos. No obstante, el fin solidario de este reto, recaudar fondos para ayudar en la lucha contra el cáncer, alentó al ultrafondista tinerfeño a conseguirlo. Anoche cruzó la línea de meta, que estaba ubicada en la avenida de Anaga, acompañado por decenas de corredores solidarios y con la sensación del deber cumplido.

Esta mayúscula aventura comenzó el domingo en Lanzarote. Luego pasó por Fuerteventura, Gran Canaria, La Palma, El Hierro y La Gomera. Ayer fue Tenerife la última la isla. La que completaba el trazado del Desafío Canarias, con la que Darío lograba el pleno.
El corredor norteño llegaba bien de ánimos, a pesar de que sus piernas ya cargaban con 344 pesados kilómetros y unas 50 horas de duros recorridos. A eso había que sumarle 12 tránsitos en avión y otros seis en barco.

Las fuerzas eran escasas, pero había que lograrlo. Quedaban otros 61 kilómetros, desde el Portillo hasta la capital. Dorta empleó 9 horas y 18 minutos en recorrerlos. A veces corriendo, otras marchando y, cuando le resultaba imposible correr, caminando. Desde La Esperanza la pierna izquierda se le bloqueó. Dijo basta. Pero Darío no paró. Cuando pasó por la rotonda de Padre Anchieta, su cojera era evidente. Tampoco así se detuvo. Le quedaba unir La Laguna con el centro de Santa Cruz y tardó poco más de una hora en lograrlo.

Nunca pasó este trance solo. Lo acompañaba su equipo, buenos corredores y todo aquel que quería sumarse a la caravana solidaria, que solo pretendía recaudar fondos para la investigación llevada a cabo por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).

Llegó al final de su carrera poco antes de las 20.00 horas. Su mujer e hijos, sus padres, sus amigos y todo aquel que quiso lo festejó con Darío Dorta, quien cruzó la meta indicando con los dedos de la mano el número siete, por cada etapa recorrida. Atrás quedaron entonces más de 410 kilómetros plagados de solidaridad, esfuerzo, sudor, sonrisas y lágrimas.

Lo recibieron las autoridades. Aurelio Abreu, vicepresidente del Cabildo; el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez; el presidente provincial de la AECC, Juan Julio Fernández; y el concejal de Deportes del Consistorio capitalino, Zósimo Darias, quien además lo acompañó en parte del recorrido, le dieron la bienvenida.

Visiblemente cansado, pero terriblemente satisfecho, Darío carecía de palabras para “expresar” lo que sentía. “Dudo que haya alguien más feliz que yo”, dijo. A continuación ofreció su análisis de lo que ha sido este enorme reto: “El día más duro fue el de Fuerteventura. Fueron muchas horas corriendo, pero Tenerife me ha puesto en mi sitio. Los últimos 30 kilómetros los hice como pude. Compensó el último kilómetro, que estuve arropado por muchos corredores. Ver a la gente asomada a los balcones o la gente en los coches saludándome y dándome ánimos ha sido maravilloso. En el resto de islas, siempre me recibieron de manera fenomenal. No tengo palabras de agradecimiento”.

Quién sabe si habrá un proyecto Runspiral 2014, pero el 2013 ya tiene su final feliz y solidario.