El diputado Miguel Cabrera Pérez-Camacho. / F. PALLERO
RAÚL DÍAZ | Santa Cruz de Tenerife
Miguel Cabrera Pérez-Camacho es doctor en Derecho y abogado. Inspector de los Servicios del Ministerio de Economía y Hacienda. Inspector de Hacienda del Estado, por oposición, en excedencia. Profesor Titular de Derecho Financiero y Tributario de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Laguna. Administrador Financiero y Tributario de la Comunidad Autónoma de Canarias. Académico correspondiente de la Real Academia Española de Jurisprudencia y Legislación.
Además ha sido diputado a Cortes por la provincia de Santa Cruz de Tenerife en la V y VI legislatura; miembro de la Comisión de Economía, Comercio y Hacienda del Congreso de los Diputados. Diputado autonómico por Tenerife en las elecciones de 1987 y promotor de la Ley de Protección de los Animales. Diputado autonómico en la VII y VIII legislaturas. Portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Parlamento de Canarias de abril de 2009 a febrero de 2010.
-Son ya 25 años de vida parlamentaria los que tiene usted encima, entre Congreso de los Diputados y Parlamento de Canarias y, curiosamente, nunca ha querido ejercer cargos ejecutivos, y eso que se lo han ofrecido. ¿Cómo empezó y por qué su vida parlamentaria?
“A mí lo que me gustaba de la política, y por eso me metí, era la idea de poder estar algún día en el centro de excelencia del debate político, y ese era el Parlamento. Empecé en al año 1987 y después de que consiguiera aprobar la ley de protección de animales dejé la política, pensando que no volvería. Pasó que después del tema de los animales se me ofreció ir al Congreso de los Diputados y acepté, pero ya en la segunda legislatura me empecé a aburrir y dejé la vida parlamentaria. Lo que pasó fue que en 2007 me llamó Soria y me dijo que me necesitaba y volví encantado, pues siempre me ha gustado el debate, el intercambio de ideas y estoy muy orgulloso de mi independencia”.
-Usted es un diputado que siempre le ha gustado los debates intensos y muchas veces ha dicho que se mueve por la lógica. ¿Le ha supuesto su actitud problemas con sus compañeros de grupo?
“Muchas veces me he sentido en minoría, pero jamás se me ha intentado coartar mi libertad. En el debate interno algunas veces hay cierta tensión y ahí soy un Pepito Grillo, pero repito que nunca se me ha coaccionado, incluso en los debates más importantes. Y tengo que decir que con José Manuel Soria mantengo una relación de maravilla”.
-Usted siempre ha sido muy claro a la hora de analizar determinadas situaciones. Centrándonos en la actual, ¿entiende el hastío de la ciudadanía hacia ciertas instituciones públicas?
“Yo la actitud de nuestros ciudadanos la entiendo perfectamente porque están en su derecho de estar así, de la misma manera que le digo que no me gustan las coacciones a los diputados. Hay una especial manía persecutoria hacia los diputados y sí que pienso que hay un cierto resquemor, y en muchas ocasiones con razón. Tenemos que mejorar muchas cosas, pero nosotros no tenemos la varita mágica para resolver las cosas”.
-Volviendo al funcionamiento del Parlamento de Canarias, ¿cree que ha evolucionado a lo largo de estos años hasta la actualidad?
“Para mí sí que ha evolucionado y se ha modernizado. Lo que ocurre, a mi entender, es que los reglamentos deberían parecerse más a los que tiene el Parlamento Europeo. Allí cualquier diputado tiene un minuto para intervenir con independencia de lo que se esté hablando, y eso hace un parlamento que sea más próximo, ya que los ciudadanos están hartos del mando de los partidos políticos. Estoy en contra de las listas cerradas, son ya muchos años de experiencia y deberíamos aprender que hay otras alternativas electorales”.
-Usted es un diputado de los de antes, de la vieja escuela. ¿Echa de menos aquellos debates intensos y diputados que han hecho historia en este Parlamento?
“Siempre se les echa de menos, y es verdad que recuerdo las intervenciones de históricos como Lorenzo Olarte, que era un parlamentario muy divertido, y también, por dar nombres, de Jerónimo Saavedra. Desde luego me acuerdo muy bien de esa época y, desde luego, hay representantes de la vieja escuela a los que yo echo de menos”.
-Y en cuanto a proyectos, ¿cuáles que usted que deberían encaminarse en el futuro?
“Los asuntos más prioritarios deberían ser tener un REF más moderno del que tenemos en la actualidad, y el otro, sin duda, la simplificación de la normativa autonómica. Hay que intentar que esa ponencia ofrezca sus resultados lo antes posible”.
La tradición continúa. Y es que la continuidad de abogados en la familia de Miguel Cabrera está más que asegurada. Está casado desde hace años y tiene cuatro hijos, los cuales están estudiando Derecho. Cabrera es muy familiar y su multitud de responsabilidades ha hecho muchas veces que tuviera poco tiempo para ellos, pero sin duda, según subraya, son su prioridad en la vida.
Su pasión. Por lo menos una de ellas, y está en los primeros lugares, es el mar. Es un enamorado de los viajes en barco, y se define como crucerista, pero no de esos cruceros en los que van miles de personas. Ha disfrutado de viajes maravillosos acompañados de su familia y pone a las islas griegas en el top de sus lugares favoritos. El Egeo es uno de los sitios donde más disfruta, junto con otros enclaves como puede ser Turquía. Canadá es otro de los destinos que más le han fascinado en sus periplos.
Su rincón: su despacho. Solo entrar en esa instancia permite advertir que se entra a un sitio muy personal. Una biblioteca fantástica, una metopa de hace mas de cien años hecha de hule, muchos objetos con mucho significado y una caricatura de Winston Churchill original…
Churchill. Personaje histórico por el que Cabrera siente admiración. Solo hay que ver sus bustos y caricaturas en su despacho para saber de su importancia.