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¡Que lo entierren ya! – Por Isaías Lafuente

   

Imagino a millones de personas, incluso entre los admiradores de Mandela, que estarán deseando que llegue el domingo para que lo entierren, incapaces de soportar la saturación en torno a su figura. E imagino que el deseo será más fuerte entre los líderes mundiales que le han rendido homenaje teniendo que ensalzar cualidades y formas de enfrentarse a la política que él encarnó -el diálogo, la reconciliación, la empatía, la aceptación del diferente- y que están en las antípodas de lo que ellos hacen. La grandeza del mito, en la comparación, les empequeñece. No hace falta salir de España para constatar esta evidencia. En las últimas horas hemos visto a un ministro de Hacienda lanzando de nuevo insinuaciones contra la morosidad de algunos medios de comunicación como vía de defensa para eludir, sin explicarlas, las informaciones sobre las turbulencias que vive la Agencia Tributaria.

Y asistimos a una tormenta levantada por la iniciativa del gobierno catalán de organizar un simposio titulado “España contra Cataluña” que, así planteado, sin signos de interrogación, no parece un encuentro científico que intente responder a una pregunta sobre presuntos agravios sino a confirmar la tesis previa de que estos han existido y existen. Claro que, la legítima indignación sobre iniciativas de este tipo, partidarias pero financiadas con el dinero de todos, queda neutralizada por acusaciones como la de la diputada Rosa Díez, presidenta de UPyD, que ha dicho que Europa se tiene que enterar de estas cosas para que sepa que el gobierno catalán “siembra el odio como lo hicieron en su día los nazis”. Este tipo de afirmaciones quizás le reporten un puñado de votos, pero llegarán a costa de multiplicar los de quienes desde Cataluña, escuchando cosas así y no siendo secesionistas pata negra, quizás piensen que la idea de la independencia tampoco es desechable. Aunque lo peor, por supuesto, es que comparar el nazismo con un simposio es de una indignidad poco soportable y desde luego nada mandeliana.