El Gobierno argentino, siguiendo el modelo venezolano, ha reforzado su Cepo Cambiario y todo ciudadano que consuma fuera del país, con tarjetas de débito y/o crédito, es considerado más traidor que antes y mas castigado, pues si bien desde hace dos años todo gasto realizado de tal manera sufría un impuesto del 20%, deducible del de Ganancias (IRPF) o al de Patrimonio, este ha sido elevado al 35%. Deducción no total, pues una formula mágica de Tesorería argentina determina la capacidad de ahorro del contribuyente, y limita al 25% de esta su posibilidad de consumir moneda extranjera. El resto se pierde. La justificación ha sido la fuga de 7.000 millones de euros anuales que turistas argentinos gastan en el exterior, acusándoles de traidores por consumir ‘divisas fuertes’ (dólares, euros, etc.) fuera de Argentina, vaciando así las reservas del Banco Central. Silencio oficial acerca de la incidencia que tienen -en tal caída de reservas-, el desaliento a inversores externos; la limitación de exportaciones impidiendo ingresar divisas fuertes; la importación de combustibles por 10.000 millones de euros ante la inoperancia de YPF; el insoportable déficit de Aerolíneas Argentinas; ni de una moneda local repudiada ante su emisión descontrolada y sin respaldo, con la que el kirchnerismo cambia subsidios por votos. Mas sencillo fue calificar de “traidor’”al turista que viaja al exterior y castigarlo, generado la irritación de estos y la de los socios del Mercosur -Brasil y Uruguay (principales receptores)-; damnificando además a centenares de miles de pensionistas argentinos residentes fuera de su país, que retiran sus retribuciones con tarjetas de débito y pierden el 35% de estas. Nicolás Maduro ya localizó “traidores” culpables de su mala política energética en “la derecha golpista”. Cristina Kirchner a los de su mala política monetaria en “los turistas argentinos que viajan al exterior”.
gerardoctkc@gmail.com