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El acusado del ‘Caso Talio’ asegura que a su mujer se le administró perfangal cuando lo tenía prohibido

   

EUROPA PRESS | Santa Cruz de Tenerife

El acusado del ‘Caso Talio‘, el enfermero Iván R.A., ha afirmado este miércoles que a su mujer, Laura A.G., le administraron perfangal (paracetamol) en el Hospital Insular de Gran Canaria en el segundo ingreso, el 5 de julio, después de que se lo prohibieran durante su primer ingreso, el 15 de mayo.

Así lo ha asegurado durante el interrogatorio de la acusación popular, que representa al Instituto Canario de la Mujer del Gobierno regional, y del letrado defensor, en un juicio por jurado que se celebra en la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria.

En este sentido, Iván ha asegurado que tras el primer ingreso de su mujer, el 15 de mayo, los facultativos le administraron dopamina un día más tarde, así como perfangal de un gramo cada seis horas, este último se lo prohibirán; sin embargo, en el segundo ingreso, a Laura le administrarán los días 7 y 8 de julio, en el Hospital Insular de Gran Canaria, perfangal de un gramo junto a otros medicamentos, según ha admitido el acusado.

Asimismo, a preguntas del letrado defensor, y en relación con las sustancias que aparecían en el cuerpo de Laura, tras su muerte, Iván R.A. también ha reconocido que en el Hospital, durante los dos ingresos de su mujer, le administraron por vía intravenosa medicamentos como emotilato, midazolam, cloruro mórfico o transilium. Al respecto, matizó que sólo le administró “por cuenta propia” un urbason el 30 de mayo por una reacción que tuvo.

En este sentido, ha señalado que “nunca” asistió al servicio de farmacia del Hospital donde, añadió, “no entra absolutamente nadie” que no sean los enfermeros de la misma, mientras que los medicamentos que hay en la Unidad de Medicina Intensiva (UMI) del centro hospitalario requieren de un seguimiento que se realiza en un libro que hay para ello, así como se debe entregar el bote en el que se encontraba el medicamento.

De todos modos, reconoció que en el día a día de la actividad en los hospitales sanitarios “es más normal de lo que la gente pueda pensar” que a los facultativos se les olvide poner algún medicamento en el historial clínico.

En relación a cómo se encontraba Laura durante sus ingresos, indicó que ella estuvo “en todo momento consciente y perfectamente lúcida” a excepción de cuando sufría alguna crisis o el 23 de mayo. Asimismo, ha puntualizado que ya en el segundo ingreso, una de las doctoras, le comentó la sospecha de que su mujer pudiera sufrir una trombo pulmonar.

Así ha querido incidir en que no siempre que su mujer sufría una crisis, en sus estancias de ingreso en el Hospital Insular de Gran Canaria, estaba él presente, al tiempo que agregó que había días en los que estaba acompañándola y Laura no tenía ningún episodio. “En algunas crisis yo estaba, en otras no, como el día en que ella murió. Ese día no estaba”, apuntilló.

“NO TENGO NADA”

Por otro lado, el acusado ha asegurado que desde que está en prisión ya no tiene nada porque ha indicado que le han embargado su vivienda.

“Los vehículos están en la calle, la casa está llena de ratas. No se ha autorizado a entrar en la casa, solamente se ha autorizado entrar a la casa para arreglar una humedad a la vecina, mientras tantos las cosas de mi hijo, de Laura, allí, pudriéndose en la humedad, con las ratas. La –casa– tiene el banco –embargada–. No tengo nada”, apostilló.

En cuanto a la economía familiar y su modo de vida, sí que ha reconocido que la pareja vivía “por encima de sus posibilidades” en relación a los numerosos préstamos que tenían con diversas entidades bancarias aunque ha puntualizado, en este sentido, que algunos los pidió Laura porque los necesitaba, ya que era avalista de su hermano y corría el riesgo de perder, al menos, la vivienda que ella tenía en propiedad en Granada.

Asimismo, indicó que su familia también les prestó, en varias ocasiones, dinero para solucionar algunas cuentas económicas.

Por otro lado, dijo que “no se ha respetado la voluntad” de su mujer, ya que su hijo, al que no ve desde hace tres años y medio, se fue a vivir con sus suegros a Granada, de donde era natural Laura, sin embargo, aseguró que ella decidió que el niño se fuera con los padres de Iván en junio de 2010 a Ubrique (Cádiz), de donde es él.

De esta forma, apuntó, sus padres sólo pueden ver al niño cada 15 días, en los que Iván sí puede hablar con él pero no verlo.