La saga de los Millares agita desde el siglo XIX la olla cultural de Canarias y de Gran Canaria, en particular. Millares Torres, Millares Cubas, Millares Carlo, Millares Sall, Millares Cantero. Y en ellos resaltan de un modo casi dinástico nombres del arte y las letras, cuya estética y discurso se han abierto paso como una misión kennediana al filo de la represión. Los más idealistas, Manolo Millares y su hermano Agustín, eran unos creadores libres practicantes antifranquistas: Manolo en las arpilleras que evocaban los envoltorios de las momias guanches y Agustín (y José María), en su poesía insurrecta de la Antología Cercada, en los años 40, con la que se anticipó a la poesía social en España y obtuvo una plaza en la mítica antología de Leopoldo de Luis, junto a Gil de Biedma, Ángel González o José Ángel Valente. Agustín Millares Sall es el autor que protagonizará el Día de las Letras Canarias, el 21 de febrero, 25 años después de su muerte en “las alas de un cometa” y tras doscientos uno de la de Viera y Clavijo (que inspira la efeméride), cuya vocación no dejaba de ser la de volar en un globo aerostático. Don Agustín no se agota en el estilema del poeta social que interesó a Max Aub, siendo suyos, también, libros como Segunda Enseñanza, Más lejos que yo amargo o Metamorfosis de la estrella. Poeta de la calle en el mejor sentido: “La calle que tú me das / -calle ausente todavía- / no será tuya ni mía, / calle de todos será”, recitaba como si discutiera con Fraga, que dijo “la calle es mía”. Poeta de gamuza y coraje y de grito en el cielo, tenía carisma entre el público joven y adeptos entre aquellos juglares: Luis Morera, Los Sabandeños, Palo o Caco Senante, que nos propuso cantar de memoria: “Yo poeta declaro que escribir poesía / es decir el estado verdadero del hombre, / es cantar la verdad, es llamar por su nombre / al demonio que ejerce la maldad noche y día”. La canción los redimía (León Felipe, Miguel Hernández, Lorca, Alberti, el eviterno Machado, Celaya y Millares Sall) de los calabozos poéticos de la censura, como Padorno lo rescató del exilio interior tras las planas prohibidas. Comunista desde la adolescencia, purgó campo de concentración y un destierro tautológico en Lanzarote (isleño proscrito en isla). Buena idea rescatar a un Millares entre dos millones de razones.