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...y no es broma>

Apps – Por Conrado Flores

   

En 2003 el regalo del año fue un móvil: el Nokia 1100. No hace tanto tiempo, fue el mismo año en que Bush, Blair y Aznar declararon la guerra a Saddam Hussein en busca de armas de destrucción masiva. Aquel teléfono, que entonces sí era una bomba, tenía una pantalla monocromática de 96 por 65 píxeles de resolución (un iPhone 5 actual tiene 1.136 por 640) y linterna. Sonará gracioso pero hay quien jura haberlo usado más de una semana sin recargar la batería. Aunque hoy día, a simple vista, un chico de unos 15 años no sabría si es un teléfono o el mando de la tele.

Cuando Apple abrió su App Store en 2008 (cinco años antes había abierto iTunes para vender música) cambió para siempre el uso que íbamos a dar a los móviles. Resulta curioso lo que dice el diccionario de la RAE en su entrada “teléfono”: 1. conjunto de aparatos e hilos conductores con los cuales se transmite a distancia la palabra y toda clase de sonidos por la acción de la electricidad. 2. Aparato para hablar según ese sistema. 3. Número que se asigna a cada uno de esos aparatos. Muy bien, esas definiciones eran fantásticas… En 2003.

Porque yo conozco a gente que me confirma que ya no llama a nadie. De hecho, cuando me entra una llamada telefónica me sobresalto y pienso que es de Hacienda, que a alguien le ocurrió algo malo o que es otro ecuatoriano empeñado en que me cambie de compañía telefónica. No, ahora wasapear. Y mucho. Tanto, que la empresa WhatsApp ha hecho público que la pasada Nochevieja los usuarios de esta aplicación enviamos la friolera de 54.000 millones de mensajes. Ojo, que la población mundial es de alrededor de 7.000 millones de personas.

Así que no llamamos, pero hacemos cosas impensables para los antiguos habitantes de aquel lejano 2003 con las más de un millón de aplicaciones que tenemos hoy a nuestra disposición. La empresa estadounidense Pizza Hut afirma haber vendido un millón de dólares en pizzas a través de su aplicación para Xbox 360 en los últimos meses. Así que ya todo está a un solo clic: nuestro reproductor de música y vídeo, nuestra cámara de fotos, nuestro banco, nuestra agenda, nuestro podómetro… Hasta nuestra pizza. ¿A dónde vamos a llegar? No sé, lo consultaré en el GPS de mi móvil.